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Sephora, la primera bebé migrante enterrada con nombre y apellido en Canarias

  • Su madre sobrevivió y vive en Gran Canaria desde su llegada en mayo de 2019

El patrón de la patera ha sido condenado por tráfico de personas

MARÍA MORENO
5 min.

En Arguineguín, al sur de Gran Canaria, cuando le preguntas a cualquier voluntario o trabajador con experiencia en la acogida de migrantes "cuéntame una historia que te haya marcado especialmente, una historia que recuerdes de las miles que el mar ha traído de África", casi todos recuerdan aquel naufragio de 2019 que acabó con tres fallecidos, entre ellos Sephora, un bebé de trece meses.

Allí no olvidan a aquella madre sin consuelo cuando el oleaje le arrebató al bebé al caer de la patera, ya casi en la playa. La historia removió a muchos, cuenta por ejemplo José Antonio Verona, portavoz de Cruz Roja en Canarias y nos acerca hasta la playa donde se produjo el naufragio. Días después, la entrevistamos en su casa.

Cinco días de viaje sin comida ni bebida

Ella vive en una isla, pero le aterroriza el mar. No es capaz de acercarse a la playa desde exactamente el 15 de mayo de 2019 a las 9 de la noche, cuando cuenta que llegó en patera al sur de Gran Canaria. Era un día de oleaje fuerte, la embarcación, de menos de 6 metros de eslora, había conseguido llegar a la costa, pero el marroquí que la manejaba buscaba una playa sin gente.

Así que después de cinco días de viaje sin comida ni bebida, esperó para desembarcar. En la maniobra, chocó contra una roca y ella -que había hecho todo el camino con su bebé de 13 meses en brazos- cayó al mar. No sabía nadar. En un golpe, una ola le arrebató a la pequeña Sephora. Encontraron su cuerpo al día siguiente.

R. ha sido testigo protegido en el juicio contra el patrón que de forma negligente provocó el vuelco de su patera el 16 de mayo de 2019. En el accidente, perdió la vida su bebé, Sephora.

Delante de ella, cuenta, falleció su hermana y su amiga desapareció. Su cuerpo nunca llegó a encontrarse.

Si el viaje en patera es duro para los hombres, para las mujeres es un infierno. Ella ni siquiera quería subir a ese barco. La apalearon para convencerla. También durante la travesía, sufrió abusos y golpes. Denunció al organizador del viaje, que acabó en la cárcel. Luego, ya en Canarias, algunos compañeros le hicieron pagar por aquello. Siguieron las amenazas.

Todo le da miedo. Pronunciar su nombre, salir a la calle, ir a comprar. Las represalias. El mar, sobre todo le da miedo el mar.

No tiene amigas así que llora sola y hace vida en su habitación que no sabe cómo pagará el próximo mes. Solo sale para el curso de español, o el de camarera de pisos o el de manipulador de alimentos porque solo quiere trabajar, papeles y que su cabeza descanse.

"Mi vida es una historia", dice, y algún día quiere escribirla.

- ¿Cómo la empezarías?

Y ella escribe: "Desde los 15 años mi familia me da a un hombre de 42 años. Soy su tercera mujer. Salgo de mi país para ir a Marruecos". "Nunca pensé en dejar mi país, hay muchas cosas que hacer para ganar dinero”.

La historia de R. la inmigrante que perdió a su hija a unos metros de alcanzar la costa canaria

Condena al patrón de la patera

El 4 de noviembre, el patrón de la patera fue condenado a ocho años de cárcel como autor de un delito contra los derechos de los ciudadanos extranjeros y dos delitos de homicidio imprudente.

Según la sentencia, el acusado, “movido por móviles no concretados, pero no humanitarios”, se encargó de dirigir y pilotar la patera propulsada a motor que trasladó, desde una playa del norte de Marruecos a la costa canaria, a un grupo de unas 30 personas, de los que al menos 17, (11 mujeres, tres hombres y tres niñas de corta edad), eran de origen subsahariano, siendo el resto de viajeros de origen magrebí.

Como precio del pasaje -relata la autoridad judicial- cada ocupante debía abonar una suma que rondaba los 1.000 euros. "Poco antes de alcanzar el objetivo perseguido", resalta el fallo, "el patrón ejecutó, de manera precipitada y arriesgada, la maniobra de aproximación a tierra, lo que provocó la colisión de la nave con una roca y la caída de algunas de las personas al mar".

Como consecuencia, perdieron la vida, al menos, dos de ellas, en concreto: una mujer de mediana edad que viajaba con su hija menor, y otra, una niña de aproximadamente un año de edad, que viajaba con su madre. El tribunal advierte que hubo una tercera persona, mujer, que también cayó al mar, "y que al día de hoy se desconoce su identidad, situación y estado".

Una embarcación "frágil, inestable e inapropiada"

La sentencia dice que la embarcación era "frágil, inestable, inapropiada para una travesía de varios días e inadecuada para el transporte de ese número de personas, las cuales por tal motivo viajaban apiladas y en una posición incómoda que debían mantener de manera casi permanente".

Momentos antes del impacto, relata la sentencia, el acusado "saltó al agua, llegó a la orilla y logró en principio escapar del control policial, siendo finalmente localizado en la ciudad de Las Palmas de Gran Canaria, donde fue detenido el pasado 31 de mayo de 2019 y puesto a disposición judicial para seguidamente, en concreto el 3 de junio de 2019, quedar en situación de prisión provisional, medida cautelar que fue ratificada el 10 de junio de ese año y que al día de hoy se mantiene vigente".

Durante este año, la madre de Sephora estuvo acompañada por el equipo de CEAR, la Comisión Española de Ayuda al Refugiado, y ha podido recibir asistencia psicológica. Y sobre todo, despedir a su hija con dignidad.

Veintiséis años después de la llegada de la primera patera a estas costas, Sephora es la primera migrante identificada en un cementerio, enterrada con nombre y apellido, en Canarias. Por eso su madre, aunque le aterra el mar, vive en una isla. No puede irse de ahí y dejar a su hija.

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