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Uno de cada cinco menores ha vivido situaciones de violencia machista contra su madre

  • Es un dato que revela el estudio 'Menores y Violencia de Género' a partir de entrevistas a 10.465 chicos entre 14 y 18 años

  • El 14,3% señala haber presenciado violencia psicológica y el 7,7% ha sido testigo de agresiones físicas

RTVE.es
7 min.

Uno de cada cinco menores españoles, el 19,3%, ha estado expuesto de forma repetida a situaciones de violencia de género contra su madre y, de ellos, el 77% ha sido víctima de la violencia directa de su padre o de la pareja o expareja de su madre.

Son datos que revela el estudio 'Menores y Violencia de Género', elaborado por la Delegación del Gobierno contra la Violencia de Género a partir de entrevistas a 10.465 menores de 14 a 18 años y 3.045 docentes, que ha sido presentado este jueves.

En la investigación, realizada desde la Unidad de Psicología Preventiva de la Universidad Complutense, han participado el Ministerio de Educación y Formación Profesional, 16 Comunidades Autónomas, junto con Ceuta y Melilla, y 304 centros educativos de educación secundaria de España, y de ella se desprende que la exposición de menores a la violencia machista contra su progenitora es “más frecuente de lo que suele suponerse”.

El 14,3% de los chicos señala tener conocimiento de situaciones en las que su madre ha padecido violencia psicológica en su relación de pareja, en forma de insultos, ridiculizaciones y miedo; un 8,5 % relata situaciones de control abusivo contra su progenitora; y el 7,7% ha sido testigo de agresiones físicas.

Asimismo, el 8,7% de los menores indica que el agresor le decía a su madre que no valía nada; el 7,7% cuenta que la pareja de la progenitora la ha intentado aislar de sus amistades; el 5,7 % que el hombre la ha culpado de provocar la violencia; el 5,6% sostiene que su madre era controlada a través del móvil y el 4,6 % narra que fue obligada a hacer cosas que no quería mediante amenazas.

Maltrato directo hacia el menor por parte del hombre que maltrató a la madre

En total, el 24,7% de los menores encuestados ha reconocido haber conocido algún tipo de violencia machista contra su madre o varios, y de los 2.455 menores que respondieron que su progenitora había sido víctima de algún tipo de maltrato, el 77% reconoció haber sufrido directamente ese tipo de conductas violentas: 1.894, un 18% del total de la muestra.

Son los padres los principales agresores de estas mujeres (70%), pero en ocasiones la pareja maltratadora es otro hombre (24,6%). En un 5,4% de los casos, la madre fue maltratada tanto por el padre como por otra pareja.

Este y otros resultados obtenidos en este estudio, apoyan el reconocimiento de la exposición a la violencia de género contra la madre como una forma específica de maltrato infantil y a los menores que la sufren como víctimas directas de dicha violencia de género.

Las chicas muestran más sensibilidad para reconocer la violencia de género

El estudio establece tres grupos de chicos en función de la frecuencia, el tipo y la gravedad de la violencia sufrida por sus madres.

Así, el 80,6% de los menores de España vive una vida sin violencia, el 13,3% tiene una exposición media -están expuestos a veces, sobre todo a situaciones de maltrato emocional y control abusivo- y un 6% sufre una exposición máxima: conviven con frecuencia con situaciones de violencia, incluidas las más graves.

Por tanto, casi uno de cada cinco niños (19,3%) ha estado expuesto de forma repetida a situaciones de violencia contra su madre. Esa exposición tiene un impacto en su desarrollo.

Otra de las conclusiones de la investigación es que las chicas muestran más sensibilidad para reconocer la violencia de género contra la madre y a los chicos les resulta más difícil, una conclusión a la que se llega después de constatar las diferencias de porcentajes de chicas y chicos incluidos en los dos grupos con repetida exposición a la violencia de género contra la madre: el 24,1% de las chicas frente al 14,1% de los chicos.

Las diferencias son aún mayores cuando se considera solo al grupo de máxima exposición a la violencia contra la madre: 8% de chicas frente a un 3,8% de chicos.

La responsable del estudio, la catedrática de Psicología de la Educación María José Díaz-Aguado, ha hecho hincapié durante la rueda de prensa en la que ha sido presentado en que hay que escuchar a los hijos de las víctimas de violencia machista, que "tienen mucho que decir".

La catedrática ha aseverado que la exposición de los menores a la violencia de género contra sus madres tiene consecuencias para los niños y ha de ser considerada un tipo específico de maltrato infantil: "Los menores expuestos deben ser reconocidos como víctimas directas".

Más riesgo de vivir otras formas de violencia contra la mujer

Haber vivido la violencia de género contra la madre incrementa en los menores el riesgo de vivir otras formas de violencia contra la mujer, apunta también el informe. La exposición a la máxima violencia de género contra la madre multiplica casi por tres el riesgo de que las chicas sufran abuso sexual durante la infancia y la adolescencia, en comparación con el grupo chicas que no ha vivido la violencia contra su madre.

La exposición a la violencia de género contra la madre incrementa, además, el riesgo de que los chicos ejerzan y las chicas sufran violencia de género en sus propias relaciones de pareja desde la adolescencia.

Problemas en el bienestar y el desarrollo

Los perjuicios también se reflejan en el bienestar y el desarrollo de los menores, según el estudio, que desglosa numerosos problemas a los que pueden enfrentarse los adolescentes que han presenciado situaciones de violencia contra su madre. Entre ellos, algunos relacionados con su salud física como dolores de cabeza o dificultad para dormir y o con el consumo de fármacos tranquilizantes y antidepresivos o de drogas.

Asimismo, estos menores estarían más expuestos a utilizar internet de manera problemática o adictiva, a tener la autoestima baja y a sufrir un retroceso en el ámbito académico.

En este sentido, lo que el estudio sugiere es que hay que ayudar a estos menores “a vivir sin violencia como condición de protección”, algo que pasa por una prevención que se impulse desde los centros educativos.

Los resultados de la investigación reflejan que el hecho de haber abordado el tema de la violencia de género en el aula reduce el riesgo de que las chicas que han vivido la violencia de género contra su madre vuelvan a vivir dicho problema en las relaciones de pareja que establecen desde la adolescencia.

El 46,8% de las y los adolescentes participantes recuerdan haber trabajado en la escuela sobre la violencia machista, mientras que el 36,9% del profesorado que imparte clase a adolescentes afirma haber tratado ese mismo asunto en clase y considera que las actividades realizadas fueron muy eficaces para los objetivos propuestos.

"Es importantísimo: las chicas que recuerdan que en la escuela se ha trabajado contra la violencia de riesgo tienen menos riesgo de reproducirla. (...) Es un resultado maravilloso, la escuela funciona", ha destacado Díaz-Aguado, que apunta que solo el 4,6% del profesorado considera que no es necesario tratar este asunto en el centro escolar.

Acoso sexual online y victimización sexual

Por otro lado, el estudio indica que el acoso sexual online fuera de las relaciones de pareja está bastante extendido: el 47,1% de las chicas han recibido imágenes sexuales, al 40% les han pedido fotos sexuales y al 22,7% les han pedido cibersexo.

El informe también analiza situaciones de victimización sexual que las adolescentes han sufrido fuera de las relaciones de pareja: el 13,6% de las chicas adolescentes participantes en este estudio reconoce haber sentido presiones para situaciones de carácter sexual en las que no quería participar y el 6,2% afirma que la situación se produjo finalmente.

Preguntadas por la edad a la que recibieron esas presiones: el 2,9 % indicó que tenía menos de 6 años; el 5,6 %, de 6 a 9; el 12,1 %, de 9 a 12; el 68 %, de 13 a 15; y el 41,1 %, entre 16 y 18.

En cuanto a los chicos, el informe señala que se reconocen a sí mismos como agresores o acosadores en mucha menor medida de lo que revelan los datos de violencia sufrida por las chicas.

El conjunto de datos refleja “la necesidad de llevar a cabo la prevención del abuso sexual desde los 6 o 7 años de edad, enseñando a detectar lo que es una situación de abuso, a quién y cómo pueden pedir ayuda”.

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