Cuando llegó de la escuela, Azuma mandó a su hija mayor, Asma, al mercado. La pequeña, de once años, no volvió. Azuma se abraza al pañuelo que la pequeña solía vestir, la única prenda de ropa que le queda de ella. Junto a sus otros dos hijos, de 7 y 8 años, viven en un campamento de refugiados rohinyás en Bangladesh. Huyeron de Myanmar tras la matanza de Tula Toli, donde Azuma perdió a su marido.
“No voy a dejar de buscarla“
“No voy a dejar de buscarla. Quizás la han asesinado”, llora la mujer. El personal de UNICEF en el campamento sabe que lo más probable es que haya sido raptada: Asma es una víctima más de la trata de personas. La organización estima que 4,3 millones de niños desempeñan trabajos forzados, y la mayoría de las historias comienzan de la misma manera. Los niños refugiados, desplazados o en tránsito son especialmente vulnerables.
Los cooperantes, primera línea contra la trata
Los cooperantes y voluntarios que trabajan en primera línea lo ven cada día. El Grupo de Coordinación Interinstitucional contra la Trata de Personas (ICAT) quiere rendirles homenaje en este Día Mundial Contra la Trata: funcionarios, trabajadores sociales, inspectores de trabajo, profesionales de la salud… siguen trabajando y ven cómo las restricciones que impone el coronavirus dificultan aún más su labor.
UNICEF recuerda que los niños son el 28% del total de víctimas de trata (20% niñas y 8% niños). El confinamiento dificulta su identificación y las ayudas a las víctimas y supervivientes. Por eso el ICAT hace un llamamiento a todas las administraciones implicadas para que garanticen recursos y apoyos en la lucha contra la trata en un momento en el que los gobiernos no lo cuentan entre sus prioridades.
Coronavirus y trata
En nuestro país Beatriz Sánchez, fiscal adscrita al Fiscal de Sala de Extranjería, alerta de que los delitos relacionados con la trata se duplicaron en 2019. La mayoría de ellos tiene relación con la trata con fines de explotación sexual, que durante la pandemia se han recrudecido: muchas mujeres prostituidas fueron expulsadas de los clubes donde eran explotadas y “dejadas a su suerte”, según Sánchez. Otras fueron obligadas a seguir prostituyéndose sin ninguna medida de protección.
La fiscal también advierte de nuevos casos de trata con fines de explotación laboral detectados gracias al coronavirus, con víctimas “que estaban prácticamente trabajando por comida y cama. Y con la paralización de todas las actividades agrícolas e industriales y de todo tipo quedaron también sin posibilidad de tener recursos mínimos para poder subsistir".
Vivir para contar
Berhan Berhe tiene 17 años y dejó atrás su país, Etiopía, para intentar emigrar a Arabia Saudita a través de Djibouti y Yemen. Un viaje que sabía dicífil y arriesgado en busca de un futuro mejor para su madre y sus tres hermanos, a los que sacaba adelante trabajando en el campo. El sueño terminó pronto, cuando un grupo de traficantes de personas lo interceptó en el camino.
“Nos metieron a 115 personas en una pequeña habitación“
“Nos metieron a 115 personas en una habitación pequeña. Solo nos daban dos rebanadas de pan al día y un poco de agua”, cuenta. Está pasando la cuarentena obligatoria de 14 días en la Universidad del Servicio Civil de Addis Abeba, en su país, Etiopía. Fue liberado y devuelto a su país cuando sus captores vieron que no iban a sacar beneficio.
La Organización Internacional para las Migraciones (OIM) y UNICEF apoyan al gobierno de Etiopía para que las víctimas liberadas puedan tener atención y apoyo, especialmente los niños.
Berhan es menor y un trabajador social intenta detectar señales de abuso y prestarle el apoyo que necesita. Él puede contarlo y ahora espera volver pronto con su familia.