Estados Unidos ha vivido su peor fin de semana desde el comienzo de la pandemia, sumando más de 87.000 casos y 1.141 muertes en tan solo dos días. Con más de 2,5 millones de infectados en total -la cuarta parte de los casos que hay en el mundo- y más de 125.000 fallecidos, el vicepresidente del país ha recomendado por primera vez en público el uso de la mascarilla y algunos estados han ordenado retrocesos en sus planes de desescalada.
Ahora bien, no todo el país avanza en la misma dirección: mientras estados como Nueva York, Nueva Jersey, Illinois, Colorado o New Hampshire parecen tener controlada la enfermedad; otros como Florida, Texas, Arizona, California o Washington siguen en una fase de crecimiento.
"Somos el 4 % de la población mundial. Somos el 25 % de los casos [de coronavirus] y las muertes. Tenemos el peor récord de cualquier país del mundo y el presidente dice que estamos progresando o lo que sea", protestaba el domingo la presidenta de la Cámara de Representantes, la demócrata Nancy Pelosi, en una entrevista con el programa This week, en el que aseguraba que "es hora de que esta Administración se tome esto en serio".
"El presidente debería ser un ejemplo"
El aumento de los contagios de la COVID-19 en EE.UU. ha alentado a líderes políticos, demócratas y republicanos, a pedir que el presidente Donald Trump para incentivar su uso entre la población.
La demócrata Nancy Pelosi ha enfatizado que se trata de un asunto "de vida o muerte", y ha defendido el uso de la mascarilla como una herramienta para evitar los contagios de un virus contra el que no se tiene vacuna ni cura. "El presidente debería ser un ejemplo", ha apuntado la líder política, al agregar que "no se trata de protegerse uno mismo, se trata de proteger a los demás y a sus familias".
“Millones de estadounidenses lo admiran y seguirían su ejemplo“
Estas peticiones también han llegado al ala republicana del Congreso: el presidente del Comité de Salud, Educación, Trabajo y Pensiones del Senado, el republicano Lamar Alexander, ha asegurado que desearía que el presidente usara una mascarilla "cuando sea apropiado, porque millones de estadounidenses lo admiran y seguirían su ejemplo". "También ayudaría a deshacerse de este debate político de que si usted está con el presidente Trump no usa mascarilla y si está en contra (...), sí la usa", ha agregado en declaraciones a la CNN recogidas por medios locales.
Pence recomienda la mascarilla en Texas
Precisamente, el vicepresidente estadounidense, Mike Pence, apareció el domingo con mascarilla en el estado de Texas, que ha registrado un récord de más de 5.000 hospitalizaciones por la COVID-19 en los días pasados. Pence se reunió con el gobernador del estado, Greg Abbott, quien el viernes debió frenar sus planes de reapertura gradual de las actividades económicas ante un aumento sostenido de los contagios en las últimas semanas.
"Nuestro objetivo es salvar vidas mientras Texas continúa reabriendo su economía y ayudando a que este país vuelva a trabajar", aseguró el vicepresidente en una comparecencia ante los periodistas durante la que animó a las personas jóvenes a hacerse la prueba, tengan o no síntomas del virus, y a usar mascarilla "en las áreas afectadas" y donde "no se pueda mantener el distanciamiento social".
Lo hizo a la luz de una revelación de la coordinadora del grupo de trabajo de la Casa Blanca contra la Covid-19, la doctora Deborah Birx, que le acompañaba en el viaje y aseguró que se observa un aumento en la tasa de hospitalización en Texas (y en otros estados afectados) de pacientes entre 20 y 40 años.
La "propagación asintomática" puede estar afectando a personas de este sector de población con otras enfermedades asociadas, como obesidad o diabetes, advirtió la especialista.
Alerta por repuntes en Florida, California o Arizona
En las proyecciones publicadas la semana pasada por el PolicyLab del Hospital Infantil de Filadelfia, los expertos advertían de que los estados con un mayor peligro de una amplia transmisión de la enfermedad seguían siendo Texas, Arizona, Carolina del Norte, Carolina del Sur y Florida, que rebasó hace una semana la barrera de los 100.000 casos de Covid-19 y acumula 132.537 contagios y 3.389 muertes desde el inicio de la pandemia.
Allí, las autoridades siguen empeñadas en que el proceso de reapertura siga adelante y sostienen que el aumento de los casos diarios se debe a que ahora se hacen más pruebas y en más lugares que al principio de la pandemia. Sin embargo, los especialistas en salud están animando a la población a protegerse del repunte sin esperar a que el gobernador o los alcaldes tomen medidas.
En Arizona, los casos se han incrementado un 267 % en el último mes, con un récord de 3.857 casos el domingo y 70.152 contagios acumulados desde el inicio de la pandemia.
En total, una quincena de estados, incluyendo California y las mencionadas Florida y Texas, han anotado récords diarios de casos en la última semana. Mientras que Nueva York sigue siendo el mayor foco de Covid-19 en EE.UU., con 396.669 contagios y 31.105 muertos. Sin embargo, allí parece que el crecimiento ha comenzado a desacelerarse.
Cierre de bares para evitar contagios
Ante estos datos, el gobernador del estado de California, Gavin Newsom, ha ordenado el cierre de algunos bares en Los Ángeles y otros seis condados, al ser identificados por los expertos sanitarios como los negocios no esenciales que están abiertos en los que existe un mayor riesgo de contagio, incluso en los estados en los que la pandemia se ha frenado.
En East Lansing (Michigan) un foco en un bar ha estado vinculado a más de 85 casos y los expertos señalan que el consumo de alcohol disminuye la inhibición y conduce a una mayor laxitud en el uso de la mascarilla y el distanciamiento social.
"La ventana se está cerrando" para tener bajo control la pandemia, aseguraba el secretario de Salud y Servicios Humanos de los Estados Unidos, Alex Azar, en declaraciones a la CNN.
Preguntada hace unos días por estos datos, la portavoz de la Casa Blanca, Kayleigh McEnany, prefirió centrarse en que "el número de fallecimientos está bajando" y agregó que la misma doctora Birx ha dicho que los casos son menos graves por la "labor extraordinaria" desarrollada en lo que respecta a las pruebas de coronavirus antes de que los pacientes desarrollen síntomas.