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El síndrome post-UCI y la vuelta a la normalidad de los curados: "Es como si te pasara una apisonadora por encima"

ESTEBAN RAMÓN
4 min.

La pandemia de Covid-19 parece diseñada como ejemplo perfecto del síndrome post-UCI: el conjunto de alteraciones físicas, cognitivas y psiquiátricas que experimentan pacientes graves con una larga estancia en la unidad de cuidados intensivos. , la mayoría en coma inducido más de una semana. Déficit de atención, ansiedad, depresión o estrés postraumático son las más recurrentes: abandonar la UCI es el primer paso de la vuelta a la normalidad, pero el camino puede ser largo.

"Te despiertas y es como si te hubiera pasado una apisonadora por encima: no puedes moverte, levantarte, no puedes tragar, apetito poco. Quieres andar y un pie tiene que pedir permiso al otro", explica Josu Tellaeche a TVE, un paciente que lleva dos meses en el Hospital de Cruces (Vizcaya), tras pasar 41 días en la UCI, en tres ocasiones extremadamente grave.

“Muchas familias de pacientes vienen y te dicen que su familiar no está normal, que dice cosas raras. Son cosas que también hay que explicar al entorno para que entiendan lo que se van a encontrar”, explica a RTVE.es la doctora María Cruz Martín Delgado, jefa de Servicio de Medicina Intensiva del Hospital Universitario de Torrejón y experta en el síndrome post-UCI de la Sociedad Española de Medicina Intensiva (SEMICYUC). “Aunque sobrevivan requieren cuidados posteriores que luego tienen que normalizarse”.

Torrejón fue precisamente el primer hospital que ingresó a un paciente con coronavirus en su UCI (el 27 de febrero) y la cuenta ya alcanza los 11.448 pacientes graves en toda España, según los datos de Sanidad.

Algunos ingresados por coronavirus de larga duración en las UCI deben reaprender a andar y comer

La Covid-19 es tan reciente –y la estancia en UCI tan larga- que todavía está por estudiar las secuelas de los pacientes curados, pero las investigaciones previas del síndrome post-UCI (que no fue acuñado hasta 2012 por los intensivistas americanos) indican que alrededor del 47% padecía ansiedad y depresión y un 38 % de ellos sufría síntomas de trastorno de estrés postraumático tras una larga estancia en UCI.

“Lo que vemos es que salen pacientes muy debilitados, con dificultad para mover sus extremidades o mantenerse en pie, es una enfermedad muy catabólica (que reduce grasa y masa muscular)”, explica la doctora Martín.

Las largas estancias de los pacientes más graves en las unidades de cuidados intensivos suelen provocar en ellos una serie de secuelas que se conocen como síndrome post-UCI. Son consecuencias fíicas y psicológicas que necesitan rehabilitación. Durant

Los expertos temen además que el aislamiento del paciente característico de esta pandemia y la ausencia de contacto con familiares agraven la situación. “Todo lo que ha vivido el paciente de miedo, incertidumbre y gravedad lleva a que en su domicilio no esté normal, sino que tenga insomnio, problemas para estar relajado, imágenes recurrentes”, enumera la doctora.

Una larga estancia en coma inducido

Prácticamente todos los pacientes de UCI con coronavirus presentan una neumonía bilateral que les impide respirar y cuyo tratamiento es un coma inducido para favorecer la respiración mecánica.

“Como mínimo están una semana con sedación intensa, pero hay pacientes que han llegado a estar cuatro semanas”, explica la doctora Martín. “Eliminar toda esa sedación y volver la normalidad no es sencillo. Es una anestesia mantenida en una situación de mucha gravedad y en algunos casos se utilizan fármacos de relajación que dejan al paciente inmóvil para que sus pulmones puedan adaptarse al respirador”.

El delirium es algo característico de estos pacientes. “Imaginan cosas. Puede ser un delirio hiperactivo o hipoactivo. Hay que controlar la medicación, ajustar desde el punto de vista farmacológico es uno de los factores que puede reducir este delirio que luego puede dar alteraciones psiquiátricas a largo plazo”.

Los pacientes ingresados en UCI podrían desarrollar patologías psicológicas al curarse

Que el paciente sea consciente rápidamente del día y la noche, una comunicación activa con él y una rehabilitación no solo motora sino cognitiva, son alguna de las medidas para prevenir el síndrome post-UCI, a las que hay que sumar una valoración de los responsables de salud mental.

“Y luego está el síndrome post-UCI de las familias”, concluye Martín. “Hay que explicárselo para que no se desanimen, puedan convivir con esto y los pacientes vayan mejorando hasta que se reintegren en su vida normal”.

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