La patronal CEOE ha suspendido el diálogo con el Gobierno en protesta por el pacto con EH Bildu para derogar la reforma laboral de 2012 sobre el que espera "una explicación". Los empresarios estaban citados esta tarde a la mesa del diálogo social pero no acudirán, según ha indicado su presidente, Antonio Garamendi, en los micrófonos de RNE.
En una entrevista en el Diario 14 horas, Garamendi ha justificado su ausencia de la reunión con el Ministerio de Seguridad Social sobre la renta mínima porque opina que "el diálogo social está en suspenso, no tiene sentido sentarse a una mesa cuando ya sabes lo que se va a acordar".
La patronal se ha mostrado muy crítica con el acuerdo tripartito porque a su juicio cambiar el marco laboral tendrá "consecuencias negativas incalculables" y podría poner en peligro los millones de empleos salvados por los ERTE.
14 horas - Antonio Garamendi deja en suspenso el diálogo social - Escuchar ahora
Asimismo, minutos después en una entrevista en directo en el Telediario de TVE, Garamendi ha asegurado que la decisión va "en dirección contraria" a lo que significa hacer las cosas bien.
El presidente de la CEOE ha insistido en que "es muy peligroso lanzar mensaje no adecuados en una economía" ya que esto puede desencadenar en una pérdida de confianza no solo de cara a las empresas españolas, sino también a nivel global.
Garamendi (CEOE), sobre el acuerdo del Gobierno con Bildu: "Es una irresponsabilidad romper la confianza"
Es "muy grave lo firmado"
Garamendi ha dejado claro que considera dicho acuerdo "un auténtico dislate y una irresponsabilidad mayúscula" y que le parece "muy grave lo firmado". Añade que el pacto "ha cogido por sorpresa a empresarios y sindicatos", y ha señalado que el Gobierno "tendrá que aclarar muy bien lo que significa".
Para el representante de los empresarios, tras cuarenta años sentándose a la mesa "a dialogar con lealtad", no tiene sentido sentarse ahora "con las cartas marcadas". "Si el menú del día está preparado, que lo lleven", ha dicho el líder de la patronal.
En su opinión, España se enfrenta a una crisis económica "importantísima y no conocida", por lo que no se pueden aplicar "recetas antiguas y erráticas", sino que hay que ver "cómo somos capaces de aguantar el empleo y las empresas".