Francia rozó este martes los 27.000 muertos por coronavirus tras sumar 348 fallecimientos en el último día, el segundo tras el fin del confinamiento iniciado el pasado 17 de marzo. De las 26.991 víctimas mortales, 17.003 se produjeron en hospitales y 9.988 en residencias de ancianos y centros de dependencia, según indicó el Ministerio de Sanidad francés en un comunicado.
El país supera a España en número de muertes por COVID-19, ya que en esta se han registrado 26.920 desde el inicio de la pandemia, según las últimas cifras difundidas también este martes. Francia supera también los 140.000 casos confirmados con coronavirus (140.227), lejos en esta estadística de los 228.030 de España.
En este segundo día de desescalada, Francia tiene ingresados a 21.595 pacientes por coronavirus, de los que 2.542 se encuentran en unidades de cuidados intensivos (UCI). Aunque ha habido 92 nuevas admisiones de casos graves en un día, el saldo entre ingresos y altas en las UCI se mantiene negativo, con 170 personas menos en el último día. Desde el comienzo de la epidemia, 57.785 personas han sido dadas de alta.
Miles de niños vuelven al colegio en el inicio de la desescalada en Francia
El Ministerio de Sanidad francés ha recordado en su nota que la epidemia sigue "activa" en el país y ha instado a seguir respetando las medidas de distancia social y a llevar mascarilla, mientras el país retoma progresivamente la actividad económica desde el pasado lunes tras 55 días de restricciones a la movilidad. Este martes, además, se produjo la reapertura de las guarderías y centros de primaria en gran parte del país, si bien el regreso es voluntario y la decisión depende de los padres.
Francia, que ha dividido su plan de desconfinamiento con tres fechas de referencia (11 de mayo, 18 de mayo y 2 de junio), aboga también a nivel europeo y bilateral para coordinar la reapertura de fronteras en el espacio Schengen, y evitar que los países miembros impongan medidas de cuarentena para quienes llegan del extranjero, como ha anunciado España este martes.
El Gobierno francés apela a la prudencia
El Gobierno francés apeló este martes a la prudencia de los ciudadanos en el segundo día de la desescalada, ante las escenas de aglomeraciones registradas en algunos puntos del país y frente a las primeras tensiones surgidas con autoridades locales que solicitan más libertad de movimientos.
El día en el que miles de alumnos regresaron a las escuelas en algunas regiones de la zona "verde", donde el virus está más ralentizado, el Ejecutivo tuvo que dar un paso al frente para recordar que la amenaza de retroceso está presente y del peligro que supone el relajamiento de la distancia social y la higiene como principales armas contra la COVID.
El ministro de Sanidad, Olivier Véran, ha salido al paso de peticiones como la de la alcaldesa de París, Anne Hidalgo, que solicitó la reapertura de los parques como "medida sanitaria" en una ciudad densamente poblada, mientras en el primer día de desescalada se han visto imágenes de reuniones sociales en parques y zonas verdes y aglomeraciones en el transporte público.
Véran recordó que París se encuentra en "zona roja", lo que significa que la circulación del virus es más activa y las medidas de precaución deben ser más importantes, y advirtió que la apertura de parques puede contribuir a que estas se relajen, sobre todo ahora que se aproxima el buen tiempo.
El ministro de Interior, Christophe Castaner, también ha tenido que prohibir el consumo de alcohol en las riberas del Sena a su paso por la capital, ante la afluencia de parisienses para organizar allí fiestas improvisadas.
El Ejecutivo ha ralentizado también las peticiones de algunos alcaldes para reabrir sus playas, aplicando el mismo principio de prudencia. El Gobierno tiene la consigna del presidente de la república, Emmanuel Macron, de lograr que la desescalada se haga en las mejores condiciones, con la vista puesta a principios de junio próximo, cuando tiene previsto dar un nuevo paso.
Pero, al tiempo, según ha publicado el diario Le Figaro, pidió que se elabore un plan de retorno al confinamiento, para el caso de que los servicios hospitalarios vuelvan a estar bajo amenaza de saturación por un rebrote de contagios. "No podemos arruinar el esfuerzo que han hecho hasta ahora los franceses", insistió el ministro de Sanidad.