"Abuela, ¿me puedes contar la historia esa de cuando tenías 8 años y no podías salir de casa?" Así comienza el cuento que Nayara, alumna de tercero de Primaria, le escribe a la nieta que imagina en 2070.
Nayara tiene ocho años y nació con seis meses y un kilo de peso. Esto le provocó un daño cerebral que afectó a su visión. Una discapacidad visual severa que, ahora, con el confinamiento, no le ha impedido dedicarse a su gran pasión: escribir. "Para todos los obstáculos que, a pesar de su edad, le pone la vida, ella sigue luchando y no se cansa y siempre ve lo positivo de cualquier cosa maña", nos cuentan sus padres.
Hasta tal punto es el afán de Nayara por lograr lo que se propone que su profesora de la ONCE, Verónica Rodríguez, la pone muchas veces de ejemplo. La define como una niña trabajadora, buena compañera, maravillosa, responsable y con mucho sentido del humor.
"Ella es muy consciente de su discapacidad visual pero, gracias a su madurez, a sus buenas estrategias y carácter alegre, esta discapacidad pasa desapercibida", nos confiesa. En Granada la ONCE atiende a un total de 181 alumnos ciegos o con discapacidad visual grave en toda la provincia, a través de 25 profesionales, 12 de ellos maestros como Verónica.
"La idea surgió de ella por ser como es", destaca su madre Mari Carmen. Muy apegada siempre a sus abuelos, que viven en Priego de Córdoba, Nayara se puso a escribir sobre el papel describiendo cómo contaría ella misma a su nieta lo que está viviendo durante el confinamiento en el pequeño pueblo granadino donde vive, Algarinejo. Le ha dedicado este cuento a sus cuatro abuelos. No les ve desde que comenzó el confinamiento y, aunque hablan por teléfono, dice que no hay nada que pueda sustituir a un beso y un abrazo.
Un consejo para el confinamiento: "Disfrutad en casa con vuestra familia"
Nayara cree que esta situación por la que estamos pasando nos tendría que hacer valorar lo que de verdad importa, que es, dice, la vida.
“Esta crisis nos ha hecho comprender lo importante que es un abrazo“
Nos da un consejo: Que disfrutemos en casa con la familia. Por eso leemos en su cuento: "Esta crisis del coronavirus nos ha enseñado el camino. Nos hizo comprender lo importante que es un abrazo, el contacto con las personas, el hablar con los amigos, una cena o correr por el parque".
Un cuento que subraya cómo la pandemia sirvió para que las personas se centraran en lo valioso que es la vida y en los buenos momentos de las cosas simples, la importancia de un abrazo o el contacto con las personas. "Cuando yo tenga nietos les contaré que mi abuela luchó y resistió a todos los obstáculos del coronavirus", termina el relato.