"¡He saltado un charco!" "¡Cómo han crecido las plantas!" "¡No he parado de correr!" Es la banda sonora de las voces de los niños que han vuelto a pisar la calle en lo que llevamos de cuarentena. Bicicletas, patines y balones han retornado a las ciudades extrañamente vacías. Este domingo ha entrado en vigor la norma que permite salir a los menores de catorce años acompañados de un adulto responsable. Y así se ha vivido: a medio camino entre la precaución por el coronavirus y el mirar la realidad con ojos asombrados.
“Lo que más me ha gustado es ver la hierba lo alta que estaba, he visto dientes de león gigantes, he saltado un charco y no he parado de correr, pero no he tocado nada y me he dado en las manos con el gel. Me he quitado un momento la mascarilla y se respiraba muy bien”, cuenta Martín, de ocho años, sobre su incursión al exterior casi convertida en aventura.
Su madre, Sara, le ha acompañado en este pequeño viaje a la vuelta de la manzana: una hora, un kilómetro, un mundo por descubrir para cualquier niño con hambre de calle (de 09:00 horas a 21:00 horas).
“Se ha portado muy bien aunque estaba muy nervioso. Hemos notado que ha crecido porque no le cabían los vaqueros porque se ha pasado el mes en chándal. Hemos dado una vuelta por un pinar que hay al lado y se ha quedado maravillado al ver de nuevo la naturaleza, decía que había cosas que no recordaba”, señala esta profesora de secundaria sobre la experiencia “y a mí también me ha sentado muy bien el aire fresco”, añade [Consulta en este enlace la guía de recomendaciones sobre los paseos infantiles]
"Ha sido un poco raro con la mascarilla pero había menos coches, he corrido muy rápido y me he sentido muy feliz", añade Samuel, vecino de Martín.
“Había muchísimas flores y he estado haciendo fotos”
“Había muchísimas flores y he estado haciendo fotos”, relata encantada Alejandra, de diez años, que a pesar del paseo matutino restringido lo que más echa de menos es “volver al colegio porque estudiar en casa es muy aburrido”.
Precisamente en casa se ha quedado su hermana Gabriela, de trece años, y en el límite de edad para salir. “Creo que los niños más pequeños lo necesitan más, yo estoy entretenida tocando el fagot o estudiando. No quiero salir hasta que haya alguna vacuna o solución”, argumenta con madurez su decisión la adolescente.
Esperanza, de ocho años, tampoco ha querido moverse de casa porque "le da miedo coger el virus y con sus juguetes se lo pasa bien". Su madre señala que no la iban a forzar a ir a la calle (seis millones de niños pueden salir esta jornada).
Este domingo también ha arrancado peculiar para Miguel, de diez años, y su hermana María, de cinco. En su barrio de Bilbao han ido patinando hasta Basurto y han vuelto a su hogar rodeando un campo de fútbol, vigilados por su padre Unai.
“A la pequeña le explicamos que no pasaba nada si se lavaba las manos y guardaba la distancia porque tenía miedo de salir y contagiarse. Ya se ha calmado, pera al salir de paseo se ha cansado y me la he traído a caballito pero han vuelto encantados”, cuenta el exhausto padre, que añade que la “principal pelea” ha sido convencerles para que no bajaran más juguetes. “He visto muchísimos perros y hasta he contado 118 niños por la calle”, explica el pequeño Miguel con desparpajo sobre la microsalida.
"Casi nadie llevaba mascarillas y no se respetaba la distancia de seguridad"
Las normas sanitarias imponen una distancia social de seguridad que en hora punta no se ha cumplido a rajatabla en las zonas verdes, según cuentan a RTVE.es algunas familias madrileñas.
Manuel ha acompañado a sus dos hijos Matías (7 años) y Pedro (4 años) a un parque cercano donde a mediodía “había muchísima gente y casi nadie llevaba mascarilla, casi te podías rozar al pasar e incluso he visto a una familia con un carrito que iban a hacer un picnic y cuando ha salido la policía se han dispersado. En este sentido, mal porque se lo están saltando”, detalla indignado.
Clara ha salido con sus hijos María y Álvaro y cuenta que en la calle la gente, en general, mantenía la distancia "menos dos o tres familias que se debían conocer que han hecho corrillos". Los que se han portado premium son de nuevo los más pequeños: "Yo estaba preocupada por Álvaro que tiene tres años, toca todo, se lleva la mano a la cara y hay que vigilarle mucho, pero se ha portado genial cuando le picaba el ojito nos ha avisado. Eso sí, ponerle una mascarilla tan peque, imposible".
¿Y qué ha ocurrido a la vuelta? Tras 43 días de encierro, los niños parecen haber interiorizado muy bien las servidumbres del coronavirus, una palabra machacona que ya no hay quien les arranque de la memoria.
“En cuanto hemos vuelto, a lavarse muy bien las manos y hemos desinfectado las suelas de los zapatos”, cuenta una madre, y su vecina, a distancia, añade: “Nosotros hemos pulsado con el codo el botón del ascensor y el niño ha dicho: odio al coronavirus”.
Con la naturalidad con la que las criaturas se han amoldado a una situación anómala, han afrontado este soplo de aire fresco con la mirada puesta en las vacaciones. “Salir está bien pero yo quiero ir a mi pueblo en verano, donde puedo coger leña en el bosque y jugar con mi arco y con mis flechas”, remacha Miguel desde Bilbao.
Miles de denuncias en redes por supuestos incumplimientos
Miles de ciudadanos han denunciado en Twitter bajo la etiqueta #Irresponsables numerosos casos de supuestos incumplimientos en los paseos de los niños, permitidos desde este domingo en toda España.
Se han publicado 123.000 tuits haciendo alusión a estas supuestas infracciones, aunque muchos de estos mensajes replican las mismas fotos y vídeos que reproducen momentos en los que no se cumplen las medidas de seguridad impuestas por el Gobierno, especialmente la de la distancia social, según recoge EFE.
En algunas de las imágenes, por ejemplo, se puede ver la plaza de Felipe II de Madrid llena de menores con patinetes o bicicletas, en otras, parques plagados también de niños jugando al fútbol, o, incluso, playas como las de Masnou o la Barceloneta -ambas en Barcelona- como si fuera directamente el inicio del verano.
También los adultos aparecen retratados en muchas de las imágenes colgadas, en las se ve a padres y madres hablando en grupo, algunos compartiendo banco o agrupándose también mientras pasean a sus respectivos perros.
El ministro de Sanidad, Salvador Illa, ha asegurado que las recomendaciones bajo las cuales se han permitido los paseos con niños en medio de la pandemia, "se están cumpliendo con carácter general", aunque ha precisado que si a lo largo de la jornada o de los próximos días se ve que no funciona, se ajustarían los criterios.