El presidente de Estados Unidos, Donald Trump, ha advertido este sábado a China con posibles "consecuencias" si comprueba que ese país es "conscientemente responsable" de haber causado el brote de coronavirus.
"Si fue un error, un error es un error; pero si fueran conscientemente responsables, sí, entonces, debería haber consecuencias", ha puntualizado el gobernante, al referirse a versiones de que el COVID-19 fue creado en un laboratorio chino, algo que, ha indicado, están investigando.
"La epidemia podría haberse detenido en China antes de que comenzara y no lo ha sido. Y ahora el mundo entero está sufriendo por esto", ha añadido el presidente estadounidense.
Además, Trump ha puesto en duda las cifras de muertes en China.
"¿Alguien realmente cree este número?", ha espetado el gobernante que ha interrumpido así la exposición que hacía Deborah Birx, quien coordina la fuerza de tarea de la Casa Blanca contra el coronavirus.
Más de 730.000 casos confirmados y más de 38.000 muertos en EE.UU.
La ciudad de Wuhan, foco de la pandemia de coronavirus que asola al mundo, sorprendió este viernes con una revisión de las cifras de muertos y contagios registrados en la urbe, incrementando en 1.290 -más de un 50 por ciento- el número de muertos hasta alcanzar un total de 3.869.
El pasado 21 de marzo, Trump aseguró que China mantuvo bajo reserva lo que estaba ocurriendo con el coronavirus, e indicó que desearía que hubieran informado antes para buscar soluciones. "Desearía que nos hubiera dicho antes lo que estaba sucediendo adentro. No lo supimos hasta que comenzó a publicarse", deslizó Trump ese día.
Estados Unidos ha superado este sábado los 730.000 casos confirmados de coronavirus, enfermedad que se ha cobrado más de 38.000 vidas en este país, según cifras difundidas por la Universidad Johns Hopkins, en momentos en que sectores conservadores reclaman la reapertura de la economía tras las medidas de confinamiento decretadas por varios estados para prevenir la expansión de la pandemia.
Estos registros señalan que la ciudad de Nueva York, con más de 13.000 fallecidos, se mantiene al frente de las estadísticas de mortalidad en el país a causa del COVID-19.