El coronavirus y el gran bloqueo económico por la pandemia empujan la deuda y el déficit más allá de los niveles registrados en la crisis de 2008, según señala el Fondo Monetario Internaional. En el caso de España, el FMI prevé que el déficit público cierre el año en el 9,5 % del PIB y que la deuda supere el 113 %. Unos números que pulverizan las previsiones del Gobierno realizadas en febrero (1,8 % y 94,6 %).
España registrará un déficit superior al de la media de la eurozona (7,5 %) pero se quedará 1,2 puntos porcentuales por debajo del promedio de las economías avanzadas (10,7 %) y a cuatro décimas de la media mundial (9,9 %), tal y como recoge el organismo con sede en Washington en su último informe sobre política fiscal.
La previsión de déficit para España ha aumentado en 7,2 puntos porcentuales en doce meses. Hace un año el FMI preveía que se iba a mantener en el 2,3 %, tanto en 2019 como en 2020. De acuerdo con los datos del Instituto Nacional de Estadística, el déficit cerró el año pasado en el 2,7 %.
El desequilibrio de las cuentas públicas españolas (9,5 %) es similar al de Francia (9,2 %) pero rebasa en 1,2 puntos el estimado para Italia y el Reino Unido (8,3 %), mientras que el rigor presupuestario de Alemania le permite salvar la crisis sanitaria con un déficit del 5,5 % de su PIB.
En el resto del mundo, Estados Unidos acusará el golpe con un abultado déficit del 15,4 %, más de cuatro puntos por encima del previsto para China, que terminará 2020 con un déficit del 11,2 %. Japón tendrá un comportamiento mejor con un agujero presupuestario del 7,1 % del Producto Interior Bruto.
La deuda se dispara
La mayoría de los países verán reflejadas las consecuencias del Covid-19 en sus niveles de deuda pública. España acabará el ejercicio con un endeudamiento del 113,4 % del PIB, una cifra inferior en 9 puntos porcentuales al promedio de las economías avanzadas (122,4 %) pero más alta que la media mundial (96,4 %) y la de la zona euro (97,4 %).
El nivel de deuda de España será dos puntos porcentuales inferior al de Francia (115,4 %) aunque superará las estimaciones del FMI para el Reino Unido (95,7 %). Dentro de la eurozona, los dos extremos son Italia y Alemania, Roma que partía con unos altos niveles de endeudamiento verá dispararse su deuda hasta el 155,5 % del PIB mientras que Berlín cerrará 2020 en el 68,7 %, superando el umbral del 60 % que marca el pacto de estabilidad cuyas reglas ha suspendido la Comisión Europea por la pandemia.
El FMI pronostica que Japón tendrá el peor comportamiento con una deuda que se disparará hasta el 251,9 % del PIB, más del doble que la media de las economías avanzadas. Estados Unidos también se endeudará fuertemente alcanzando el 131,1 % mientras que la vecina Canadá cerrará el año en el 109,5 %.
China, pese a ser el primer país golpeado por la crisis sanitaria del coronavirus, terminará 2020 con una cifra de deuda pública mejor que la de Alemania, el 64,9 %.
Un 0,3 % del PIB mundial para atención médica
Más allá de estas previsiones, los países dedican un 0,3 % de su PIB a fondos adicionales para la atención médica. Algunas economías avanzadas asignan recursos a desarrollar vacunas y a producir más suministros médicos y test de prueba (zona del euro, Alemania, Japón, España, Estados Unidos), mientras que China, Costa de Marfil y Arabia Saudita gastan más en monitoreo y control, así como en la producción de equipos médicos.
El FMI destaca los subsidios a trabajadores y empresas y citan las licencias familiares y de enfermedad pagadas por el gobierno para aquellos que no se encuentran bien, se confinan o tienen quedarse en casa para el cuidado de niños durante el cierre de escuelas en Francia, Japón, Corea, Singapur, España y Reino Unido.
El informe anima a mejorar los subsidios por desempleo, extender su duración, elevar los niveles de beneficios o relajar las condiciones de acceso al paro, algo que ya han hecho Alemania, Italia, España o Estados Unidos. Añade que la licencia por enfermedad remunerada, aunque de naturaleza temporal, debe durar "un período suficientemente largo" acorde con la crisis sanitaria.
De cara al final de la pandemia, el FMI sostiene que "un estímulo fiscal globalmente coordinado y de base amplia puede convertirse en una herramienta eficaz para fomentar la recuperación" y reitera que está dispuesto a movilizar un billón de dólares en préstamos para los países que lo necesiten.