Solo desde el coche podemos mostrar el perímetro del mercado de mariscos de Wuhan. Oculto tras unas vallas está el kilómetro cero de la pandemia, muy vigilado ahora por la policía. Solo podemos acercarnos a unos veinte metros. Hay un intenso olor, entre desinfectante y pescado viejo. La policía se acerca y nos dice que hay que pedir permiso al departamento de propaganda para grabar.
- “¿No os lo hubiesen concedido?”, preguntamos.
- "No”, contestan. “Mejor marchaos de aquí”.
China insiste en que el coronavirus no se originó en el mercado, aunque sí fue lugar en el que se propagó. Y, de momento, no ha desmentido que hubiera animales salvajes en jaulas, un posible foco del brote.
Parece que han aumentado las inspecciones porque vemos que otros mercados similares están también cerrados. Las que abren cada vez más son las pequeñas tiendas de aquellos barrios en los que llevan 29 días sin infectados.
Aun así es necesario entrar con el código QR del smartphone que certifica 15 días sin fiebre. Ahora mismo solo puede pasear una persona por familia y durante dos horas máximo.
Quedan tres días para reabrir la ciudad, pero los controles de barrio van a continuar. Existen controles reconocimiento facial y temperatura corporal para acceder a una de las zonas comerciales más populares. Y dentro vemos que, quizás, después de 11 semanas, el final del confinamiento está más cerca.