Dos mujeres y seis hombres son los encargados de defender la inocencia del presidente de Estados Unidos, Donald Trump, en el juicio político que examina su sombría relación con el Gobierno ucraniano. Los ocho abogados lanzaron el sábado una ofensiva contra los demócratas en un juicio que se antojaba cada vez más predecible y corto: los 53 republicanos votarían el viernes a favor de absolver al presidente, frente a los 47 demócratas y cerrarían la puerta a nuevas pruebas.
Pero la filtración de varios extractos de un libro escrito por el que fuera asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca hasta septiembre, John Bolton, ha caído como un jarro de agua fría en la filas republicanas, con cada vez más voces dispuestas a alargar el impeachment con nuevos testimonios. No ha ayudado que la Casa Blanca esté en posesión de una copia del libro desde el 10 de diciembre, siempre según el NYT.
“Cada vez es más probable que otros republicanos se unan a quienes creemos que tenemos que escuchar a Bolton“
Según el diario The New York Times, Bolton confirma en su libro la trama que desecandenó el juicio: Trump habría condicionado el envío de la millonaria ayuda militar a Ucrania a que Volodímir Zelensky accediese a investigar al exvicepresidente demócrata Joe Biden, uno de sus principales rivales en la carrera presidencial de 2020.
Un hecho tajantemente desmentido por el presidente y obviado por la defensa en casi ocho horas de sesión: "Tratamos con transcripciones de las pruebas, con información pública disponible, no tratamos con especulaciones ni acusaciones infundadas", ha señalado el abogado personal de Trump, Jay Sekulow, nada más empezar. La única excepción se ha producido de la mano del profesor emérito de Harvard y votante confeso de Hillary Clinton, Alan Dershowitz, que ha defendido a última hora que, aunque fueran ciertas, las palabras de Bolton "no son suficientes para constituir un delito de abuso de poder La Constitución es clara. No se puede convertir una conducta en condena simplemente por calificarla de quid pro quo".
Mientras, cuatro republicanos moderados, junto a algún senador que se juega la reelección en noviembre, ya habían señalado que podrían permitir nuevas pruebas. Hay incluso quien habla de hasta una decena de díscolos a pesar de que la mayoría sigue dispuesta a absolver al presidente. Es el caso de Mitt Romney, crítico ocasional del presidente, que ve "cada vez más probable que otros republicanos se unan a quienes creemos que tenemos que escucharle"; Lindsey Graham, que apoyará la moción; o Susan Collins, que ve que el libro "refuerza el caso a favor de los testigos".
Así las cosas, los abogados han ido perfilando una nueva dialéctica menos centrada en la inocencia del presidente -quien aseguran actuó "dentro de la Constitución"-, y más en la ilegitimidad de un impeachment injustificado si se tiene en cuenta la supuesta corrupción de la que acusan a los Biden.
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La "era del 'impeachment' y violaciones"
Bajo esta premisa, el juicio no es más que una estrategia política y partidista lanzada por los demócratas en pleno año electoral después de tres años de una infructuosa y "obsesiva" persecución al presidente. "Vivmos en la era del impeachment. ¿Cómo hemos llegado hasta aquí?, se ha preguntado el abogado Kenneth Starr, que ejerció de fiscal en la acusación en el malogrado proceso de destitución contra Bill Clinton.
“Vivimos en la era del impeachment: una destitución que equivale a una guerra interna, una guerra de palabras e ideas“
"Quienes vivimos el impeachment de Clinton entendemos que una destitución presidencial equivale a una guerra interna, pero afortunadamente protegida por nuestra amada Primera Enmienda, una guerra de palabras y de ideas. Pero ahora está repleta de acritud y división. El Senado está llamado a sentarse como tribunal de primera instancia con demasiada frecuencia", ha agregado.
La defensa ha insistido en que Trump no incurrió en ningún delito por el que se le pueda destituir. Tampoco es culpable de abuso de poder y obstrucción a la justicia, los cargos presentados por los demócratas. Al contrario, el mandatario actuó "bajo su autoridad constitucional y legal y bajo el interés nacional al pedir a un líder extranjero que investigara actos de corrupción", en palabras de Sekulow. De modo que para Starr, a diferencia de los casos de Richard Nixon y Bill Clinton, Trump es inocente. "Estos dos artículos se presentan ante este alto tribunal repletos de violaciones fundamentales", ha zanjado.
Contra la "corrupción" de los Biden
Paralelamente, el equipo legal ha centrado sus esfuerzos en justificar la necesidad de una presunta investigación a los Biden, a quienes acusan de "conflictos de intereses" por el nombramiento de Hunter Biden en la junta de Burisma mientras su padre ejercía la Vicepresidencia bajo Barack Obama. Así lo ha asegurado la exfiscal de Florida, Pam Bondi, quien ha dicho que la noticia "hizo saltar las alarmas inmediatamente. Incluso un medio prodemócrata habló de conflictos de intereses", si bien hasta ahora no se ha abierto dicha investigación contra ellos.
Por eso, defienden la normalidad de que el propio Trump recomendase en público a China la apertura de una ivnestigación a los Biden. Y, aunque no desmienten la mayor -que solicitaron las pesquisas- los letrados se han escudado en que la solicitud de ayuda a Zelensky no constituye un crimen: "Pedir a un líder extranjero que indague sobre una conspiración no vulnera su juramento", ha señalado Sekulow.
Los demócratas acusan al abogado personal de Trump, Rudy Giuliani -una "colorida distracción de los demócratas", según Jane Raskin-, de liderar un canal extraoficial para presionar al Gobierno ucraniano a que anunciara una investigación contra los Biden a cambio de la ayuda militar y una invitación a la Casa Blanca muy útil para que Zelensky mostrara el apoyo de EE.UU. ante Rusia. Pero nada más lejos de la realidad para la defensa, que ha repetido una y otra vez que el encuentro entre Zelensky y Trump se produjo sin el anuncio de las pesquisas. En efecto, se reunieron durante la cumbre de la ONU en Nueva York en septiembre, pero no en la Casa Blanca. "El presidente no fue 'pillado', como dicen los demócratas. Se equivocan. Todas las pruebas demuestran que no hubo ninguna conexión entre la ayuda y las investigaciones", ha sentenciado Mike Purpura.
“El presidente no fue 'pillado'. Los demócratas se equivocan. “
De hecho, Purpura ha insistido en que la congelación de la ayuda fue un mero proceso rutinario: "Sabemos que el presidente es escéptico en cuanto a la ayuda al exterior. Este verano, la Administración paralizó, revisó y canceló en algunos casos millones y millones de dólares para países como Afganistán, Líbano o Guatemala. […] Mientras, buscaban información y monitorizaban los hechos en Ucrania", ha señalado.
La defensa concluirá su caso este martes para después dar paso a 16 horas de interrogatorio de los senadores, que deberán entregar sus preguntas por escrito al presidente del tribunal. Con toda probabilidad, el viernes será el día clave para el juicio, con la votación sobre el llamamiento a nuevos testigos y documentos. De rechazarla, la mayoría republicana podría poner punto y final al tercer impeachment de la historia de EE.UU. "Con todo mi respeto, les insto a que no permitan que sus sentimientos contra un hombre, por muy fuerte que sean," les hagan tomar una mala decisión, ha concluido Dershowitz.