El Banco de España prevé que la economía española seguirá creciendo en los próximos años cada vez a menor ritmo pero aumenta el déficit previsto.
El organismo modifica al alza sus estimaciones de déficit por la revalorización de las pensiones decidida por el Gobierno, en sus supuestos previos contaba con una subida solo del 0,25 %. En concreto, el déficit público aumenta un "0,1 puntos porcentuales (pp) en 2019, como resultado de la información más reciente disponible", y en 0,3 pp adicionales en 2020 y 2021.
Con esta actualización, el Banco de España pronostica que el déficit terminará este ejercicio en el 2,5 % y el siguiente en el 2,1 %. En 2021 bajaría al 1,8 % y hasta el 1,4 % en 2022.
El crecimiento del PIB se mantiene inalterado a lo largo del horizonte de previsión. Así, el PIB cerrará este año con un avance del 2%, lo mismo que estimó en sus anteriores previsiones, y se moderará al 1,7 %, el 1,6 % y el 1,5 % en cada uno de los tres años siguientes.
La institución monetaria considera que la inflación aumentará gradualmente desde el 0,8 % este año hasta el 1,6 % en 2022, mientras que "la inflación subyacente lo hará desde el 1,1 % hasta el 1,7 % en el mismo período". Es decir, que en 2022 si se cumplen las previsiones la inflación sin la energía ni los alimentos frescos superará la referencia habitual del IPC.
El empleo crece pero menos
En cuanto al empleo, el Banco de España cree que "disminuirá el ritmo de creación de puestos de trabajo en comparación con el observado en los últimos años". Pasará de crecer al 2 % en este ejercicio al 1,3 %, 1,4 % y 1,2 % en 2020, 2021 y 2022. Mientras que el paro frenará su reducción al cerrar en el 14,3 % de la población activa este mes, en el 13,6 % a fin de 2020 y en el 13 % y el 12,5 % al concluir los dos años siguientes.
El dinamismo del consumo privado será menor que el observado últimamente porque el incremento de los ingresos laborales en los hogares descansará "más en la recuperación de los salarios reales y menos en la generación neta de puestos de trabajo". Además cae el gasto en bienes duraderos porque "el proceso de absorción de la demanda embalsada durante la crisis estaría próximo a completarse".
La inversión residencial ha experimentado "una notable desaceleración a lo largo de 2019" lo que unido al repunte de la tasa de ahorro "conduciría a un modesto incremento de la capacidad de financiación de los hogares", por encima del 1 % del PIB, según la institución financiera.
Se espera que la inversión empresarial también "avance a un menor ritmo que en los últimos años", en particular por "las perspectivas de menor dinamismo en los mercados de exportación". En concreto, las exportaciones crecerían un 1,8 % en 2019, cifra que iría aumentando hasta alcanzar el 2,9 % en 2022.