La bióloga especialista en botánica Sandra Myrna Díaz ha definido la naturaleza como un tapiz que nos "entreteje y nos atraviesa" basado en un "moler y rehacer siempre con los mismos materiales".
Han sido sus palabras, con gotas de poesía pero sin esquivar la denuncia contra la desvastación medioambiental, en su discurso del Premio Princesa de Asturias de Investigación Científica y Técnica 2019 que ha recibido junto a la científica estadounidense Joanne Chory.
El trabajo que desarrollan las dos biólogas, por separado, las ha situado en la vanguardia de nuevas líneas de investigación con futuras implicaciones destacadas en la lucha contra el cambio climático y sus efectos, además de en la defensa de la biodiversidad [Lee el discurso íntegro de Sandra Myrna Díaz]
Díaz ha resaltado vía metáfora que en la naturaleza todos estamos formados por los "mismos átomos", desde "los murciélagos que dibujó Goya a las abejas de Miguel Hernández", pero en este universo existe un alquimista supremo: las plantas, ha dicho en el Teatro Campoampor de Oviedo.
"Lo damos por sentado, pero cada día las plantas verdes llevan a cabo el increíble acto de transformar las moléculas inanimadas del aire, el agua y el suelo en vida para todo el planeta y también en alimento, cobijo e historias, para los seres humanos. Por eso esta idea de que la naturaleza está afuera, de que no tiene que ver con ustedes es, en todo el sentido de la palabra, una postverdad"
Sandra Myrna Díaz es profesora de la Universidad de Córdoba, en Argentina, donde es investigadora del Instituto Multidisciplinario de Biología Vegetal y refererencia mundial en el área de la ecología. La científica ha clamado ante el "poco tiempo" que nos queda para salvar el medioambiente arrasado por la mano del hombre y ha lanzado una reflexión sobre la voracidad del consumismo.
"Si demasiadas hebras se devoran o se desechan en un sitio del tapiz inevitablemente se producen rajaduras y agujeros en otros sitios del tejido.
Y no estamos hablando de unos pocos agujeros, hay cada vez más agujeros y están muy mal distribuidos, en un proceso de injusticia ambiental global a una escala inédita".
La bióloga argentina ha concluido dedicando el premio a "todos los frágiles, de cuyo amoroso batallar depende hoy y dependerá en el futuro, la persistencia del tapiz de la vida".