Al mal tiempo, buena cara: la acumulación de datos que muestran la desaceleración del crecimiento económico y las críticas de la oposición al respecto han llevado este viernes al Gobierno en funciones a defender en público la solidez de los fundamentos de la economía española, pese a reconocer la ralentización y, sobre todo, que existe una elevada incertidumbre de cara al futuro por la amenaza de un Brexit sin acuerdo y por las tensiones comerciales.
"La economía española está en una fase expansiva", ha subrayado la ministra de Economía en funciones, Nadia Calviño, en la rueda de prensa posterior al Consejo de Ministros, "no resulta productivo caer en la complacencia, pero tampoco en el catastrofismo o el alarmismo".
Calviño ha comparecido para hacer un balance de la situación económica, después de que en los últimos días, por ejemplo, el Banco de España redujera su previsión de crecimiento para este año del 2,4 % al 2 %, o de que los datos de paro y afiliación a la Seguridad de septiembre reflejarán que la creación de empleo se ha estancado, pese a beneficiarse de una inercia positiva.
Así, la ministra en funciones ha admitido que "el crecimiento del PIB se ha ido moderando desde el máximo que se registró en 2015", aunque ha asegurado que esa desaceleración estaba en las previsiones del Ejecutivo e incluso que, tras los últimos ajustes publicados por el Instituto Nacional de Estadística, "fue más intensa de lo que pensábamos en 2016, estabilizándose en los años siguientes".
Amenazas globales
Su previsión, ha dicho, es que, en "ausencia de una perturbación", España mantenga la misma tendencia y, en relación al mercado de trabajo, ha puesto en valor que el ritmo de creación de empleo sigue siendo "muy notable", por encima del 2,4 % en términos de afiliación a la Seguridad Social -pese a que en septiembre se registró la menor subida interanual desde 2014- y superior al propio crecimiento económico.
Sin embargo, no ha ocultado que existen numerosas amenazas que, sobre todo en el ámbito internacional, acechan la senda de crecimiento, desde el Brexit, sobre todo si finalmente se hace sin acuerdo -"Estamos preparándonos para lo peor", ha dicho-, hasta las tensiones comerciales globales, que ya tienen incidencia directa en España, después de que Estados Unidos haya anunciado la imposición de aranceles contra productos europeo que incluyen el aceite o el vino españoles.
“Los ciudadanos conocen que estamos en un momento de enorme incertidumbre“
"Los ciudadanos conocen que estamos en un momento de enorme incertidumbre", ha señalado Calviño al ser preguntada sobre con qué perspectiva económica irán a votar los españoles en las elecciones generales, el próximo 10 de noviembre, antes de advertir contra el "uso electoral de datos como el desempleo", recalcando que ella espera que "sean lo más positivos posibles, porque afectan a la gente. Todos deberíamos estar interesados en que lo sean".
Una economía más resiliente
Calviño, con todo, ha resaltado que la economía española es ahora más resistente que hace una década, cuando se desencadenó la Gran Recesión: "No hay burbujas en el mercado inmobiliario ni en otros activos, la inflación está muy contenida, se esté reduciendo el déficit y la deuda pública, el mercado financiero está en una situación más sólida que a principios de siglo, las familias y empresas están más saneadas, e incluso tienen más que ha permitido un repunte del ahorro", ha enumerado.
“No hay signos de la vulnerabilidad que nos hizo tener la larga y profunda última crisis“
"No hay signos de la vulnerabilidad que nos hizo tener la larga y profunda última crisis", ha apostillado, aunque no ha descartado dificultades si el entorno internacional se deteriora: "España es una economía muy abierta, no se podrá aislar se si se alarga esta fase de enfriamiento en la Unión Europea, si se prolongan las tensiones comerciales o si aparecen nuevos focos de incertidumbre", ha explicado.
Al respecto, la ministra ha presumido de que, cuando varios organismos internacionales revisaron al alza en primavera las previsiones de crecimiento de España, el Gobierno mantuvo la "prudencia". De hecho, ha admitido que quizás sea necesario revisarlo ahora a la baja en el cuadro presupuestario que se mandará a la Comisión Europea para su revisión a mediados de este mes; por el momento, en cualquier caso, mantiene su previsión de un aumento del 2,2 % en el PIB y un déficit del 2 %.