La economía española continúa perdiendo impulso y, según el dato revisado del Producto Interior Bruto del segundo trimestre publicado este lunes por el Instituto Nacional de Estadística, entre abril y junio creció un 0,4%, una décima menos que en el primer trimestre y por debajo que lo inicialmente estimado. De esta forma, el crecimiento acumulado respecto al año anterior se queda en el 2 %, dos décimas menos que en el trimestre anterior, en línea con la desaceleración que pronosticaba recientemente el Banco de España.
Un frenazo que está directamente relacionado con la debilidad del consumo, que apenas aumenta un 0,1 %, dos décimas menos que entre enero y marzo, y sobre todo de la inversión, que se desploma: si en el primer trimestre creció un 0,8 %, en el segundo se queda plana. Ese descenso inversor es especialmente acusado en la maquinaria y los bienes de equipo, un apartado que baja un 1,7 %, y que a duras penas logran compensar la construcción de viviendas, que sube el 0,5 %, y los productos de propiedad intelectual, con un 0,9 %.
La demanda interna, en conjunto, pierde tres décimas de crecimiento respecto al primer trimestre y se queda en el 0,1 %, una atonía que lastra la pujanza del sector exterior: pese a la desaceleración de los principales socios comerciales españoles, como Alemania, las exportaciones aumentaron un 1,7 % respecto al primer trimestre y las importaciones, un 0,9 %.
De esta forma, la contribución de la demanda externa al aumento del PIB en los últimos doce meses se dispara desde el 0,2 % al 1 %, y ya iguala la de la demanda interna, que en el trimestre anterior aportaba hasta 1,9 puntos.
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Menos creación de empleo y subida de rentas
Con estos datos, el empleo, medido en puestos de trabajo equivalentes a tiempo completo, también sufre la desaceleración económica y se deja una décima respecto al primer trimestre, al crecer un 0,5 %. Respecto a un año antes, el empleo aumenta un 2,5 %, dos décimas menos que en el trimestre anterior, el equivalente a 446.000 puestos de trabajo a tiempo completo.
Ese parón en la creación de empleo también se deja sentir en el número de horas trabajadas, ya que, si entre enero y marzo crecían a un ritmo del 0,6%, entre abril y junio apenas aumentaron un 0,1 %. El reverso positivo es que la productividad por hora efectivamente trabajada, que llevaba cuatro trimestres seguidos a la baja y que en el primer trimestre cayó un 0,3 %, mejoró un 0,7 % en el segundo trimestre.
Una mejor productividad es la antesala de una mejor remuneración, un aspecto que confirma el cálculo del PIB en el segundo trimestre por la vía de las rentas: la remuneración de asalariados respecto a un año antes sube un 5,2 %, dos décimas más que en el primer trimestre, sobre todo por la mayor remuneración media por asalariado, que subió el 2,4 % frente al 1,9 % de los tres meses previos, ya que el número de asalariados crece menos, un 2,7 % por el 3,1 % del primer trimestre.
También mejora el excedente bruto de explotación, que mide la remuneración de las empresas, y que avanzó en términos interanuales en el 3,3 %, lo que representa 1,7 puntos más que en el primer trimestre.