El magistrado Manuel Marchena, presidente de la Sala de los Penal del Tribunal Supremo que juzga a los doce líderes catalanes independentistas, se ha convertido en uno de los protagonistas del juicio del 'procés' durante los cuatro meses en los que se han desarrollado sus 52 sesiones antes de quedar visto para sentencia. Estas son las principales anécdotas que ha protagonizado.
1. Primer clase de Derecho: no existe el "testigo opinante"
El primer día del interrogatorio de los testigos, el 27 de febrero, Marchena tuvo que interrumpir al primero de ellos, el exdiputado de ERC Joan Tardá, para explicarle que como testigo no podía responder en catalán -esta prerrogativa solo se permitió en el caso de los acusados aunque ninguno la usó porque la traducción era consecutiva y no simultánea como querían- y que tampoco podía hacer valoraciones políticas porque no existe la figura del "testigo opinante". Un testigo, explicó Marchena, está obligado a decir verdad -no como los acusados- y a ceñirse a explicar solo aquello que ha podido percibir por sus sentidos.
2. Todo es por "imperativo legal", también responder a Vox
Marchena también ha tenido que explicar numerosas veces a los testigos que ellos no podían negarse a responder a ninguna de las partes, como sí pueden hacer los acusados. El mismo 27 de febrero, los dos exdiputados de la CUP Antonio Baños y Eulalia Reguant fueron multados con 2.500 euros por negarse a responder a la acusación popular, ejercida por Vox, argumentando que es un partido de extrema derecha.
Muchos testigos han usado la coletilla de que respondían a Vox pero que lo hacían por "imperativo legal". Ante estas declaraciones, el presidente del tribunal ha subrayado que todo lo que pasa en un juicio es por "imperativo legal" no solo tener que responder a una de las partes aunque no se quiera.
4. Marchena y la pregunta clave a Trapero
El presidente del tribunal jugó un papel importante el 14 de marzo, el día que declaró el mayor de los Mossos Josep Lluís Trapero a propuesta de Vox. Inexplicablemente el partido de ultraderecha, que ha tenido un papel más bien discreto en el juicio, no preguntó a Trapero por la dos reuniones que él como máximo responsable de la policía autonómica el 1-O había mantenido con el Govern el 26 y 28 de septiembre de 2017 para intentar convencer a Puigdemont, Junqueras y Forn de que desconvocaran la consulta por el riesgo de enfrentamientos entre los ciudadanos y las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado.
El olvido de Vox hizo que la Fiscalía no pudiera preguntar a Trapero sobre estos encuentros ya que la Ley de Enjuiciamiento Criminal (LEC) establece que las acusaciones que no hayan propuesto al testigo -y el Ministerio Público no había pedido la declaración del mayor de los Mossos- solo le puedan preguntar por aquello que han interrogado las partes que sí solicitaran la prueba testifical. Marchena reconvino, de hecho, al fiscal Javier Zaragoza cuando intentó interrogarle por las reuniones, pero finalmente el magistrado invocó el artículo 708 de la LEC para preguntar él mismo por los detalles con el fin de "depurar los hechos", lo que ha sido duramente criticado por las defensas.
5. Marchena y Pina, de la pelea a la 'reconciliación'
El abogado Jordi Pina, que defiende a Jordi Sànchez, Jordi Turull y Josep Rull, ha sido el protagonista de numerosos rifirrafes con Marchena, sobre todo en los primeros meses del juicio. Uno de los más tensos ocurrió el 6 de marzo cuando el coordinador del dispositivo policial del 1-O, Diego Pérez de los Cobos, negó que el 1-O hubiera "cargas policiales" desde el punto de vista técnico y el letrado le advirtió de que estaba bajo juramento. Marchena le cortó alegando que no podía advertir al testigo de que podía convertirse en un "delincuente" porque a él no le gustara la respuesta que había dado.
Apenas un mes después, el 4 de abril, Marchena volvió a reconvenir duramente a Pina cuando intentó poner en duda el testimonio de un antidisturbios de la Guardia Civil que negó que tiraran al suelo al alcalde de Callús diciendo que estaba viendo el vídeo en su móvil. "A ver, señor Pina, lo que podemos hacer es que testifique usted en vez del testigo si le parece", le cortó Marchena, que un día antes le había reconvenido por leer parcialmente un parte de lesiones de un agente.
La 'reconciliación' entre ambos llegó el 17 de abril, cuando Pina advirtió a la Sala de que había un testigo que ya había declarado días antes. "¿Qué haríamos sin usted, señor Pina?", le agradeció la observación Marchena al abogado en uno de los pocos momentos distendidos que han compartido todos los presentes en la sala. En la exposición de su informe final, Pina reveló que se había disculpado en privado con el tribunal por los enfrentamientos que tuvo en la primera parte del juicio.
Fruto de esa nueva relación más cordinal, quizás, el pasado 4 de junio, después de que Pina se quejara de que la Fiscalía había tenido cuatro horas para exponer su informe final y reclamar más tiempo para las defensas, Marchena le recordó que él iba a tener tres horas y que no es que estuviera de acuerdo cuando se acordó sino que estaba "encantado".
6. "Malestar" con los abogados de Cuixart: del "insulto" a la "fiebre"
El presidente de la Sala de lo Penal ha tenido también enfrentamientos con los tres abogados del líder de Òmnium, Jordi Cuixart. La Fiscalía llegó a quejarse, incluso, de que sus letrados convirtieran el interrogatorio a los agentes que intervinieron el 1-O en un "juicio a la actuación policial", lo que provocó la intervención de Marchena para reconducir la sesión.
Unos días más tarde el magistrado Marchena calificó de "insulto" que uno de sus letrados utilizara el interrogatorio a un catedrático de Derecho Constitucional para dar "lecciones" de derecho de autodeterminación al tribunal.
Pero el magistrado acabó perdiendo la paciencia con los testigos de Cuixart el 14 de mayo hasta tal punto que el tribunal expresó su "profundo malestar" ante el comportamiento "intolerable" de alguno de ellos y ante la estrategia de defensa del líder de Òmnium, "al límite del código deontológico". A una de estas testigos le llegó a decir que la "fiebre no tenía ninguna trascendencia jurídica".
A otro de los testigos, casi le expulsa de la sala por insistir en hablar en catalán. "Usted va a hablar en castellano", zanjó Marchena, que le invitó a irse si no quería hacerlo así y a asumir las consecuencias penales.
7. Reproches también a la Fiscalía
El presidente de la Sala de lo Penal también ha reconvenido a la Fiscalía cuando ha hecho preguntas que consideraba impertinentes. El 7 de mayo, Marchena recriminó al fiscal Fidel Cadena que "reprochara" a una testigo que hubiera ido a votar el 1-O a pesar de saber que el referéndum había sido prohibido por el Tribunal Constitucional.
"Ella en principio es libre de decidir si vota, si no vota, si lo considera legal o ilegal. No puede desde la pregunta formularle un reproche por el hecho de haber ido a votar", afirmó Marchena. "No le reprocho nada", respondió Cadena.