El primer ministro israelí y líder del Likud, Benjamin Netanyahu, se encamina hacia su quinto mandato en Israel a pesar del empate técnico a 35 escaños con el partido de su rival, el exmilitar centrista Beni Gantz. Son los resultados con el 99% de los votos escrutados, en los comicios más reñidos que se recuerdan en el país en la última década.
El Parlamento israelí está compuesto por 120 escaños y quedaría muy fragmentado con la posibilidad de formar alianzas con otra decena de partidos. La posible suma de fuerzas indica un nuevo Gobierno de coalición con Netanyahu a la cabeza que incorporaría 65 diputados.
La participación electoral en estas elecciones fue de 4.016.310 votantes, alrededor del 67%, casi cuatro puntos menor que en los anteriores comicios legislativos de 2015, señaló el digital local Times of Israel.
Tanto Netanyahu como el exjefe del Estado Mayor Gantz, se dieron como ganadores de los comicios al cerrar las urnas, con los primeros datos de las encuestas a pie de urna en esta muy reñida jornada electoral.
La clave está en las alianzas
El próximo Gobierno israelí no dependerá únicamente del voto mayoritario, sino, sobre todo, de la capacidad de los candidatos para formar alianzas Netanyahu tiene más opciones que Gantz, ya que en el espectro político israelí la derecha está más representada, además de ser más experimentada.
Durante el proceso de recuento, el actual jefe del Ejecutivo israelí se ha dirigido a sus votantes y se ha mostrado confiado de poder formar gobierno.
Ante los miembros de su partido y sus simpatizantes en Tel Aviv, Netanyahu ha proclamado "una victoria increíble", y a la espera del recuento final de todos los votos, ha añadido que significa "un logro inimaginable" y "casi inconcebible".
Por su parte, los cabeza de lista de Azul y Blanco también han proclamado su victoria: "Ganamos. ¡El pueblo de Israel ha hablado! Gracias a miles de activistas y más de un millón de votantes. En estas elecciones hay un claro ganador y un claro perdedor", han dicho a través de su cuenta de Twitter Gantz y Yair Lapid.
En los comicios se presentan cuarenta partidos. Dada la fragmentación política, tanto si uno de los dos gana como si empatan, estarían obligados a aliarse con partidos para sacar adelante una coalición de Gobierno, tarea para la que Netanyahu tiene más opciones que Gantz, ya que en el espectro político israelí la derecha está más representada, además de ser más experimentada.
Netanyahu se juega la continuidad de su Gobierno
En estos comicios, los israelíes eligen entre un quinto mandato de Netanyahu, que sigue bajo la sombra de la corrupción, o ceder el poder a una coalición de centro moderado, se deciden también varios componentes clave de la política israelí, como la presencia de partidos árabes en el parlamento o el respaldo a una propuesta que apuesta abiertamente por la anexión de territorios palestinos.
La campaña electoral ha estado marcada por la tensión en Gaza, el reconocimiento de EE.UU. sobre el Golán, la acusación por corrupción de Netanyahu o la ausencia de propuestas con los palestinos.
Las encuestas situaban al derechista Likud, partido de Netanyahu, y a la nueva formación Azul y Blanco del centrista Benny Gantz más o menos con el mismo número de escaños, unos 30 en una cámara de 120.
El Likud, actual partido de Gobierno, liderado por Netanyahu, lleva en el poder de forma ininterrumpida desde 2009. Es una formación conservadora en ideología que tiende hacia la economía liberal, apoya los asentamientos y recibe un apoyo relativamente importante en los sectores del sionismo religioso.
Por otro lado, el exjefe del Estado Mayor del Ejército, Benny Gantz, encabeza la principal coalición opositora -Kajol Lavan ('Azul y blanco'), formada por los partidos Yesh Atid, 'Hay Futuro', de Yair Lapid, 'Resiliencia Israel', de Gantz y 'Telem'. Se caracteriza por la presencia de varios exmilitares de alto rango entre sus figuras y se autodefine como partido de centro, secular y socialmente inclusivo.