La precocidad del director Dani de la Orden (Barcelona, 1989) apabulla. Con tan solo 22 años firmó su primer largo, Barcelona, noche de verano, y ya por aquella época le había echado el ojo al libreto de Litus, la obra teatral de Marta Buchaca.
Una historia sobre el tsunami emocional que provoca en un grupo de treintañeros la muerte de un amigo de toda la vida. Y que sitúa en el reverso del drama una brecha generacional: la alergia a afrontar responsabilidades y el camino incierto de la madurez forzosa.
Con este material sensible entre manos, que le removió por edad y referentes, según cuenta de la Orden, ha dirigido la adaptación al cine con la participación en la producción de RTVE.
El director encierra en una habitación durante una hora y media a Quim Gutiérrez, Belén Cuesta, Álex García, Adrián Lastra, Miquel Fernández y Marta Nieto.
Quim Gutiérrez es uno de los protagonistas de 'Litus'
Lo que parece el reencuentro de la pandilla tras el suicidio de su amigo Litus-un tipo ejemplar al que todos adoraban y al que nunca vemos-, se convierte en un juego de tensiones, culpabilidades y secretos escondidos.
“Quería hablar de la inmadurez sentimental que tienen los personajes, el no hablar de nada y hablar de todo a la vez. Y no ser capaces de comunicar los temas desde la transparencia. El hablar de chorradas para rellenar huecos de silencio y el no afrontar las cosas tal cual. Me interesaba que todos están suspendidos en el aire. Nadie dice como está realmente. También quería hablar sobre las despedidas, un tema que siempre me ha fascinado”, señala Dani de la Orden en la presentación de la cinta en el Festival de Málaga.
La ruptura de la amistad y sus cicatrices
El realizador mezcla unas gotas de comedia y thriller con una superficialidad buscada en un in crescendo dramático de unos personajes rotos. La explosión prenderá con un misterio que conduce a la gestión de la pérdida y la previsible catarsis.
“El dolor es algo muy personal y cada uno tiene una forma distinta de superarlo. Es algo tan íntimo que eso genera que se rompan muchas amistades y muchas familias porque uno necesita estar viendo fotos y otros necesitan no hablar. Es algo muy real cómo se cuenta en la película y creo que la gente se va a sentir muy identificada”, explica Belén Cuesta que interpreta a Laia uno de los roles más complejos en este retablo emocional.
Belén Cuesta interpreta a un personaje ahogado por la culpa
La película Los amigos de Peter (1991) es el referente claro y explícito de Litus, pero en este retrato de la ruptura de la amistad y sus cicatrices el filme de Dani de la Orden está mucho más cerca de Las distancias de Elena Trapé, triunfadora en Málaga el pasado año.
“Para mí Las distancias es una obra maestra y tengo mucha relación con Elena porque hemos hecho una serie juntos. Cada director enfoca el tema de la amistad en esta generación de una forma pero sí que creo que está ganando peso en el cine”.
De la Orden procede de la fértil y joven camada de cineastas de la ESCAC (Escuela Superior de Cine y Audiovisuales de Cataluña) desde donde han dado el salto la propia Trapé o Carla Simó (Verano 1993).
El director barcelonés ha aterrizado en su proyecto más personal desde el taquillazo El mejor verano de mi vida (2018). “Es lo que llamo una comedia directa pero Litus es otra cosa, un filme de entraña. Yo lloraba a veces en el combo por lo que significaba para mí y también he tenido mi propia catarsis”.
Y lanza una reflexión por la parte que le toca de la tarta millennial. “La juventud se está como alargando y tenemos más libertad pero creo que nos estamos eximiendo de responsabilidades que antes era lo que nos tocaba hacer: el trabajo, la familia.. Hemos cogido una especie de hedonismo y nos convertimos en niños grandes”.