El prácticamente invisible cine paraguayo se asomó por la puerta grande de los festivales el año pasado con Las herederas, tres veces premiada en la Berlinale incluyendo el premio a la mejor actriz para Ana Brun. Detrás estaba Marcelo Martinessi, un debutante en el largometraje, pero con toda una vida de experiencia en el mundo audiovisual.
Narrada desde la sutileza, Martinessi arroja al espectador a una historia que no ofrece explicaciones obvias de entrada. Dos mujeres de 60 años, Chela (Ana Brun) y Chiqui (Margarita Irún), viven juntas pero su situación económica es delicada. Están vendiendo todas las pertenencias de su casa de alta sociedad, donde ya solo quedan las lámparas de araña y la empleada del hogar. Descubrimos que no son hermanas o amigas, sino una pareja. Cuando las deudas lleva a una de ellas a la cárcel, Chela, la más depresiva y asocial de las dos tendrá que, literalmente, salir de la cama. Cuando no tienes nada, no tienes nada que perder.
“Por su crisis financiera y amorosa entra en un estado en el que toda su seguridad se cae. En un principio tiene mucho miedo, pero eso se transforma en la posibilidad de sentir de nuevo un deseo o de sentir orgullo por un trabajo. Y es una liberación que es muy sutil en la película porque siento que en la vida también es así”, desarrolla Martinessi.
La biografía de Marcelo enlaza de algún modo con la peripecia de la protagonista. En 2010, durante el gobierno de izquierdas de Fernando Lugo, fue el encargado de dirigir la recién creada televisión pública.
“Pero en 2012 hubo un golpe de Estado que estaba en gran medida impulsado por la clase privilegiada de Paraguay, de la que yo provengo, y es capaz de cualquier cosa para mantener su estatus”, explica. “Sentí que no quería pertenecer a eso. Fue una cuestión muy fuerte para mí separarme de ese lugar de pertenencia. Es un momento en que te quedas en aire, pero muy interesante porque puedes buscar otras cosas”.
El estreno en España llega en la semana del 8-M, y aunque no sea una película reivindicativa Martinessi reconoce coincidir con la causa feminista y celebra que su cinta sea vindicada por ello. “Me críe en un país sumamente machista, en el que se espera que los niños tengan todas las respuestas. El varón tiene que ser el que no muestre inseguridades, aunque te carcoman por dentro”, opina.
"Y creo que a las mujeres siempre se les permitió ese hermoso territorio de la duda, de la pregunta, de la fragilidad. Que es también un territorio hermoso para el cine. Si quiero cuestionar o interpelar a la sociedad de la que vengo, creo que tendría que ser a través de mujeres, porque los hombres son más que nada repetidores de un modelo hegemónico que viene de hace generaciones siendo, y enlazo con el título de la película, una herencia”.
Las herederas se acerca tangencialmente a muchos temas: clases, sexualidad, relaciones intergeneracionales. “No es una película de lesbianas, habla de un montón de cosas. Y en Paraguay la gente que se centró en que es una historia entre mujeres. Es una sociedad que acepta en comedias o parodias hombres afeminados o mujeres masculinizadas, pero si ven una sexualidad distinta en una historia cotidiana es de pronto una amenaza”.