El cierre de gobierno en Estados Unidos hace estragos en muchas familias. Una cuarta parte de la Administración está inoperante desde el 22 de diciembre. Son 27 días en los que unos 800.000 funcionarios no están recibiendo su sueldo, algo que se traduce en la parálisis de servicios básicos.
La cifra marca un récord, tras los 21 días entre 1995 y 1996 en los que la Administración Clinton estuvo apagada, o la tercera más larga, 16 días, durante el gobierno de Barack Obama en 2013. Estos parones abocan al ciudadano de a pie dependiente de estos fondos a recurrir a sus ahorros o a préstamos para pagar los servicios básicos.
Pero no sólo son estos 800.000 asalariados del Estado los que no perciben sus nóminas. Es difícil calcular cuántos miles de subcontratados por el gobierno tampoco están cobrando. En Estados Unidos, muchos se han quedado sin ahorros para pagar la hipoteca, la guardería, el seguro médico o la compra; les toca vivir al día.
Algunos de los afectados ya están buscando trabajos alternativos. La propia administración les ha mandado cartas aconsejándoles que se hagan, por ejemplo, conductores de Uber, canguros o paseadores de perros: trabajos temporales que no incurren en conflictos de intereses. Como aspecto insólito de esta situación, hay restaurantes solidarios que donan alimentos a los funcionarios sin recursos.
David Guzmán, investigador de la NASA
David es español y lleva ocho años en Estados Unidos. Trabaja en la misión de la NASA 'Restore-L'. Tiene que construir un satélite con brazos robóticos que pueda viajar al espacio y reparar de forma autónoma otros satélites en órbita. Desde el 22 de diciembre trabaja desde casa porque el centro está cerrado.
Su hijo Gonzalo, de cuatro años, también está en casa porque su guardería está dentro del recinto de NASA. David también tiene dos bebés (una pareja de mellizos), una hipoteca y muchas facturas. En su casa se preguntan qué va a pasar con sus próximas nóminas. Han vivido muchos cierres de gobierno, pero ninguno tan largo.
Nidia Quiñones, abogada en el Tribunal de Columbia
A Nidia la encontramos haciendo cola para recoger comida gratis, en un restaurante solidario que alimenta a los funcionarios durante el cierre de gobierno. Dice que ya le está costando "poner comida en la mesa", una expresión muy estadounidense. Trabaja en el juzgado, en la sección de crímenes. La consideran "esencial" para la seguridad del país, así que está obligada a seguir trabajando, pero sin cobrar. Sigue pagando el transporte y los gastos y no puede buscar un trabajo alternativo.
José Armando Guzmán, empleado de mantenimiento
José Armando limpia y hace arreglos en el centro cultural Kennedy Center. El edificio ha reducido el horario y ha limitado el servicio de mantenimiento a lo imprescindible. José Armando se ha quedado sin trabajo. Nos cuenta que lo mismo les ha ocurrido a muchos hispanos en toda la ciudad. Lo encontramos en una manifestación. Pide que a Donald Trump "se le ablande el corazón".