Cul-de-sac, no way out. Callejón sin salida. Sin salida buena, quiero decir. "O nos vamos a la brava -sin acuerdo- o nos quedamos en la Unión Europea". Así planteó la primera ministra británica, Theresa May, el voto "decisivo" en la Cámara de los Comunes sobre el plan de salida que, después de año y medio, 18 meses de negociaciones, logró alcanzar con la Unión Europea. O mi plan, o sin plan, o nos quedamos.
Y se llevó la bofetada más grande que el Parlamento británico ha dado a un gobierno en un siglo. Una mayoría aplastante ha dicho que no quiere el plan de May. Pero no ha dicho, ni sabemos, qué quiere. Porque ese rechazo va desde los que quieren seguir en la Unión Europea a los que apuestan por salir sin acuerdo. Por eso es tan difícil encontrar una alternativa de consenso.
Los británicos votaron en el referéndum de junio de 2016 sin que los promotores del Brexit tuvieran un plan para hacerlo efectivo. Lo descubrimos después, después del referéndum. Esta vez, antes del voto, May ya anunció que no había plan B.
Así, estas son las posibles salidas con las que que se elucubra:
Salida sin acuerdo
Es lo que pasará, si no se produce ningún cambio, el 29 de marzo. Theresa May dio el titular de "mejor sin acuerdo que con un mal acuerdo". Y le ha vuelto como un bumerán de manera humillante. El Parlamento lo considera un mal plan, al mismo tiempo que la mayoría, ella la primera, no quiere salir a la brava y convertirse de la noche a la mañana en un país tercero. Ni el Gobierno británico, ni los Veitisiete quieren esta opción, porque todos los informes indican que sería catastrófica para todos.
Plan B, o plan A retocado
Renegociar y volver a votar en el Parlamento. Es la posición de muchos políticos y opinadores británicos: "Ahora la UE tiene que darnos algo más para convencer a esos 432 diputados que han dicho 'no' a lo acordado".
¿Hay tiempo para eso? El único acuerdo que hay tardó 18 meses en alcanzarse, y ahora quedan menos de dos y medio para la fecha de salida. Muy a menudo, los políticos y opinadores británicos parecen olvidarse de que en esta negociación hay dos partes. ¿Está la Unión Europea dispuesta a aceptar más condiciones del Reino Unido? No de calado. Esa es la postura anunciada reiteradamente por los representantes de las instituciones de la UE y por varios mandatarios de países con peso en la negociación.
Una posibilidad es que la Unión Europea accediera a discutir la relación futura con Reino Unido antes de cerrar la salida y no después, como está estipulado. No está claro que esta opción tuviera una mayoría parlamentaria.
Seguir en la Unión Europea
Revocar el famoso artículo 50. "¿Y cómo se lo cuentan y defienden al casi 80% de votantes de mi circunscripción electoral que eligieron salir de la Unión EUropea?". Esta fue la respuesta que me dio en una acto público el cónsul del Reino Unido en Barcelona, Lloyd Milken, el mes pasado. La británica reclama ser la madre de todas las democracias parlamentarias y tiene una abundante literatura política en contra del referéndum, pero, una vez que el primer ministro David Cameron lo convocó y "el pueblo habló", no sería democráticamente de recibo que el Gobierno o una mayoría parlamentaria decidiera lo contrario al resultado del referéndum.
Es la pregunta que se hace el líder de la oposición, Jeremy Corbyn, quien, además de ser él mismo muy crítico con la pertenencia la Unión Europea, sabe que en muchos de sus feudos electorales en el norte post-industrial de Inglaterra votaron mayoritariamente salir del club.
¿Sería la mejor alternativa para la UE? Tal vez, pero no sería una salida buena. Se habrían dedicado muchísimas horas, personal, dinero y esfuerzos durante más de dos años para seguir al final siendo 28, pero con muchos más recelos y resquemores entre el Reino Unido y el resto de miembros del club europeo.
Celebrar un segundo referéndum
Es lo que llevan reclamando miles de británicos europeístas a medida que se han ido haciendo públicas las mentiras y presuntas ilegalidades en que incurrió la campaña a favor del Brexit. Y es lo que pide mucha militancia laborista, el principal partido de la oposición, y una parte notable de sus diputados. Pero Corbyn se resiste.
Además, ¿quién se atreve a vaticinar el resultado de ese segundo referéndum y sus consecuencias? También creyó Cameron que iba a ganar el de 2016. Perdió y dimitió.
Convocar elecciones
En menos de 24 horas, la primera ministra se ha llevado una derrota histórica y ha sobrevivido una moción de censura presentada por el líder de la oposición, Jeremy Corbyn. Ni contigo ni sin ti. No les gusta el plan de May -ni May-, pero aún les gusta menos la alternativa Corbyn. Caso que May decidiera convocarlas, necesita el respaldo de dos tercios del Parlamento. Pero, pongamos que se convocan: ¿qué gobierno saldría? ¿Qué opciones tendría el nuevo gobierno?. Las mismas que tiene ahora Theresa May.
Y no se nos olvide: no queda tiempo para renegociar el acuerdo, para celebrar un segundo referéndum ni casi para elecciones anticipadas. En caso de que alguno de esos casos sea el plan B británico, necesita pedir ampliación del plazo a la Unión EUropea, y esa ampliación necesita el respaldo unánime de los 27.
La posición de la UE hasta ahora es: estamos dispuestos a retrasar la salida del Reino Unido, pero siempre y cuando sea para algo solvente, no para simplemente darles más tiempo.
Por último, hay un sector de políticos británicos que confía en que al final la Unión EUropea claudicará. Con todo desparpajo lo expuso esta semana el que fuera, hasta el verano pasado, ministro de May para negociar el Brexit, David Davis. Lo escribió en un artículo en The Times y en un tuit: "No necesitamos hablar de segundo referendum, ni de un acuerdo a lo Noruega o revocar el artículo 50. La UE siempre llega a acuerdos a última hora. Así que, matemos este acuerdo y liberemos Gran Bretaña".