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Danny DeVito, el carisma de un gran Donostia

  • RTVE.es entrevista al actor estadounidense, premio honorífico del Festival de San Sebastián

ESTEBAN RAMÓN (San Sebastián)
3 min.

Danny DeVito (New Jersey, 1944) no quería ir la universidad y se formó como peluquero en un salón de belleza. Cortar el pelo a un cliente –dice- contenía la esencia del oficio de actor: hablar y escuchar. DeVito es un hombre divertido, inquieto e inteligente. Cada adjetivo califica su carrera como actor, productor y director respectivamente, por la que el Festival de San Sebastián le otorga el primer premio Donostia de la edición de 2018. Puro carisma.

DeVito también acude como doblador de la película de animación Small foot, que defiende “por sus mensajes contra la xenofobia” y que conectan con su mentalidad progresista anti-Trump. Con casi 50 años de carrera DeVito, las ha visto de todos los colores. Su estrella explotó cuando representó en la gran pantalla una obra que ya había interpretado en off-Broadway. El papel era Martini y la película Alguien voló sobre el nido del cuco.

“Para actuar solo necesitas tener una necesidad increíblemente fuerte de hacerlo. Y, si te lo permiten, puedes aprender tanto sobre ti mismo que digieres las cosas como en un proceso de ósmosis”, analiza el actor que acaba de rodar Dumbo, a las órdenes de Tim Burton.

Su carrera está marcada por la serie de televisión Taxi, un gran éxito de la televisión estadounidense de finales de los 70 donde compartía escena con el cómico Andy Kauffman. “Era alguien que controlaba toda la energía de la habitación en cuanto entraba. Un caso único”, recuerda.

El actor, director y productor estadounidense Danny DeVito posa con el Premio Donostia. MK

En los 90, comenzó su faceta como productor, por la que recibió su única nominación al Oscar (Erin Brokovich, 2000.) Afirma que no decide apostar por los proyectos por su supuesta calidad o por expectativas lucrativas. “Tengo mucha fe en mi capacidad de leer la mente de los demás. Es mi punto fuerte. Y me fio de las personas, de su energía y su entusiasmo”, sostiene.

Y hay que creerle cuando recuerda su apuesta por Quentin Tarantino. “Leí el guion de Reservois Dogs y quise comprarlo, pero Quentin ya estaba montando la película. Pedí conocerle y le dije: no me importa cuál es tu próxima película, quiero producirla. Y me dijo: es una película de historias que se entremezclan. Y le corté: no me lo cuentes, escríbelo y mándamelo”. Y le envió Pulp Fiction.

Por último, de su obra como director, rememora con cariño Matilda. “Fueron mis hijos los que me descubrieron el libro. Y fue una historia preciosa trabajar con todos esos niños maravillosos”.

Ni los años 80 cuando era un prestigioso secundario (Tras el corazón verde, La guerra de los Rose) ni la primera década del siglo XXI, cuando atrapó el irreverente papel de Frank Reynolds en It’s always sunny in Philadelphia, Danny Devito no duda sobre el mejor momento de su carrera.

“Es ahora mismo. Me lo estoy pasando en grande trabajando cuatro veces al año entre teatro y mi programa de televisión. El hecho de que me hayáis pedido venir aquí a recibir este premio tan prestigioso me parece un gran honor y me pone una sonrisa en la cara”.

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