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C64 Mini: un viaje nostálgico a la era de los 8 bits

  • Commodore 64, el ordenador más vendido de la historia, vuelve en versión reducida

  • No defraudará a treintañeros y cuarentañeros deseosos de revivir su niñez

  • Sin embargo, su recorrido es complicado más allá de la nostalgia

SAMUEL A. PILAR
4 min.

Casi 36 años después de su lanzamiento, el Commodore 64 sigue siendo el ordenador personal más vendido en el mundo. Desde que viera la luz allá por 1982, en los albores del universo de los videojuegos, y hasta que se descatalogó a mediados de los noventa, se despacharon alrededor de 17 millones de unidades. Una cifra que en la actualidad puede parecer tan discreta como los 64 KB de memoria RAM que aliviaban sus entrañas; pero todo un éxito comercial en aquel momento, cuando todo lo que estuviese relacionado con lo digital era poco menos que un lujo exótico.

En el realismo casi fotográfico de la era del teraflop sigue habiendo espacio para viejas propuestas que se encuentran a medio camino entre la arqueología tecnológica y la nostalgia. Es el caso de la NES Mini y la Super NES Mini, lanzadas recientemente por Nintendo. Ahora, le llega el turno a la réplica del Commodore 64, que bajo el nombre comercial de TheC64 Mini quiere hacerse un hueco en ese suculento nicho de mercado que representan los productos retro.

El mítico ordenador personal regresa en versión reducida -un 50% más pequeño-, y con 64 juegos preinstalados. Gracias a su conexión HDMI, se puede utilizar con cualquier televisor actual, en los que alcanza una resolución de 720p. Permite seis opciones de visualización, entre la que destaca "Pixel perfecto", que es la que mejor ajusta el aspecto original de los juegos a los televisores actuales.

Un joystick difícil de domar

El C64 Mini llega acompañado de una réplica del mando que acompañaba al modelo original, el Competition Pro, un joystick tan poco ergonómico como complicado de domar. Este exceso de fidelidad condena al jugador a dejarse los dedos en movimientos agotadores que se acentúan por la falta de estabilidad derivada de la ausencia de ventosas.

A todo ello se suma su lentitud en la capacidad de respuesta, un defecto que también se aprecia en los botones. Afortunadamente, para los jugadores que no quieran ceñirse tanto a las sensaciones originales, el modelo cuenta con dos puertos USB que permiten conectar cualquier otro mando más moderno.

Pero quizá el aspecto más decepcionante del C64 Mini sea su teclado. Este es, literalmente, de pega. Aunque unas teclas tan minúsculas hubiesen hecho muy difícil, por no decir imposible, su utilización; encontrarse con una tapa de plástico que simula el teclado original desmerece en gran medida el conjunto. Como varios juegos necesitan el teclado para introducir la contraseña, el usuario tiene dos opciones: utilizar el joystick, con toda la incomodidad que acarrea, o conectar un teclado externo a uno de los puertos USB.

Este teclado externo será imprescindible si se quiere programar en lenguaje BASIC, una opción que permite el C64 Mini y que sí se podría incluir en el apartado de los aciertos. No tanto por su utilidad real, como por que pueda aportar momentos divertidos, y también convertirse en una sencilla herramienta educativa para dar los primeros pasos en el mundo de la programación.

El nuevo THEC64 Mini es poco mayor que la palma de una mano. RETRO GAMES

Posibilidad de guardar los juegos

Otro de los puntos a favor es la posibilidad de guardar los juegos según se vaya avanzando en las partidas, para poder reanudarlas en el punto en el que se hayan dejado. Cada título cuenta con cuatro slots de guardado, algo muy de agradecer si se tiene en cuenta que muchos de ellos no son precisamente fáciles.

En cuanto a los juegos que acompañan al C64 Mini, también aquí podríamos encontrar otro de sus puntos débiles. Si bien incluye nombres potentes que han resistido con relativa dignidad el paso de los lustros, como Avenger, Speedball, California Games, Summer Games II, Impossible Mission, Robin of the Wood o Skool Daze; la lista de 64 títulos incluidos -el número representativo del modelo, no lo olvidemos- se antoja escasa, sobre todo si se tiene en cuenta que el catálogo original ascendía a varios miles de juegos.

En teoría, los usuarios pueden añadir ellos mismos todos los juegos que deseen sin necesidad de piratearlos, pero en la práctica esto es algo que requiere de conocimientos avanzados, o al menos de dedicar una buena dosis de tiempo a bucear en foros especializados y a trastear con el dispositivo.

Conclusión

TheC64 Mini es una propuesta simpática que no defraudará a los treintañeros y cuarentañeros que mantienen con cariño el recuerdo de los videojuegos que iluminaron las tardes de su niñez. El regreso de este icono de los años ochenta no tiene sentido por su jugabilidad, que es muy limitada, sino por su enorme valor emocional. Seguramente, los jugadores ya no pasarán horas delante del televisor con este dispositivo, sino que lo gardarán como un pequeño tesoro. Como un fragmento de su pasado que podrán desempolvar de vez en cuando para entregarse al placer de la nostalgia.

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