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Las lecciones de vida de J.K. Rowling

  • Salamandra publica en castellano una edición ilustrada de Vivir bien la vida

  • El emotivo discurso de J.K. Rowling en 2008 ante los graduados de Harvard

  • Sus palabras hablan sobre los beneficios del fracaso y el poder de la imaginación

ANA BELÉN GARCÍA FLORES
5 min.

Creadora de un universo literario que ha cautivado a miles de jóvenes- y a sus padres- a través de la saga del niño mago más célebre, J.K. Rowling es una de las escritoras más influyentes del planeta.

Recordemos su ascenso en cifras mareantes: Las aventuras de Harry Potter, cuyo primer título ha cumplido 20 años, han vendido 500 millones de ejemplares en todo el mundo, acompañadas de una excelente acogida en sus adaptaciones al cine.

La autora ha amasado una fortuna que se calcula en más de 600 millones de euros y ha sido reconocida con la Orden del Imperio británico o el Premio Príncipe de Asturias de la Concordia, entre otros muchos parabienes. Y su actividad incansable en la actualidad no decae con la publicación de varios libros para adultos.

La escritora en la ceremonia de graduación en la Universidad de Harvard en 2008. EFE/Matt Campbell

Ante tamaño éxito, cuesta remontarse a los precarios días en los que escribía refugiada en el café Elephant House de Edimburgo, hoy lugar de culto de los seguidores.

Recién divorciada, desempleada, madre soltera y sin rumbo fijo, Rowling no paraba de bosquejar borradores de un cuento de fantasía que rondaba por su mente desde hace años. Hasta que tocó fondo, mientras las editoriales rechazaban su manuscrito una y otra vez.

“Era todo lo pobre que se puede ser en la Gran Bretaña de hoy antes de convertirme en una persona sin hogar”, ha relatado Rowling en múltiples ocasiones. Esta experiencia de “fracaso estrepitoso” fue recuperada por la autora en el discurso que pronunció en 2008 ante los recien licenciados de la Universidad de Harvard.

Unas palabras que pretenden ser inspiradoras para jóvenes que dan sus primeros pasos a “la vida real”, y que ahora han sido publicadas en su versión ilustrada en castellano por la editorial Salamandra.

"Fue la época más dura de mi vida pero salí fortalecida"

En Vivir bien la vida (70 páginas) J.K. Rowling hila un discurso emotivo, cercano y sencillo en torno a dos ideas principales: los beneficios inesperados del fracaso y la importancia de la imaginación. Un relato que encierra lecciones de vida en forma de frases motivacionales.

La escritora, licenciada en Lenguas Clásicas por la Universidad de Exeter, recuerda cómo sus padres consideraban una “excentricidad” su vocación por la literatura y no creían que con ello pudiera ganarse la vida decentemente.

De orígenes humildes, su máxima obsesión era que su hija esquivara la pobreza, algo que no pudieron evitar. Una época que Rowling recuerda como “muy dura”. “La pobreza es algo que solo idealizan los necios. Salir de la pobreza por tus medios sí es algo de lo que enorgullecerse”, explica.

Una difícil experiencia de la que J.K. Rowling salió fortalecida porque le permitió “eliminar lo superfluo” y centrarse en lo que verdaderamente le gustaba y sabía hacer, cómo traslada a los estudiantes a los que insta a marcarse "metas asumibles" como primer paso de "superación personal".

De esta mala época, la autora emergió con una "gran seguridad interior" y descubrió cosas de sí misma que no imaginaba como su disciplina o el apoyo de buenos amigos. Valora haber tenido contratiempos y haber salido reforzada más que cualquier título obtenido en las aulas: “Ese conocimiento es un auténtico regalo”, subraya.

"No necesitamos magia para transformar nuestro mundo; ya tenemos en nuestro interior, todo el poder que necesitamos”, afirmó hace una década en la prestigiosa universidad norteamericana.

Y además, añade que si pudiera volver atrás le diría a su yo del pasado: “La vida es difícil y complicada, y nadie puede controlarla del todo, pero, si sois humildes y lo aceptáis, lograreis superar las vicisitudes”.

El poder de la empatía y la solidaridad

El segundo gran meollo del discurso, es el poder de la imaginación como forma de ponerse en los zapatos de los demás, en especial de los más desfavorecidos. Entendida como una fuerza que permite empatizar “con otros seres humanos con vivencias completamente distintas a las nuestras", y nos diferencia de los animales.

Una huella que empezó a calar en la escritora cuando en su juventud trabajó para Amnistía Internacional en Londres, junto a refugiados y personas perseguidas y torturadas por sus ideas.

Espoleada por estas vivencias, Rowling se ha convertido en abanderada de numerosas causas sociales y es la creadora de Lumos, una Ong de ayuda a niños huérfanos. De hecho, las ventas mundiales de Vivir bien la vida se canalizan por expreso deseo de la autora a esta organización y a Harvard.

La autora apela al poder y a la responsabilidad de los graduados para cambiar el mundo, e influir con su presión sobre los gobiernos y alzar la voz por aquellos que no pueden hacerlo.

Un ambiente universitario del que la madre de Harry Potter se despide citando a los Clásicos-santo y seña de su formación- y ensalzando el valor de las amistades que le han acompañado en su proyecto vital y profesional.

La escritora cierra parafraseando al filósofo Séneca entre los aplausos de centenares de "futuros triunfadores" a los que desea una buena vida: “Como una obra teatral, así es la vida: importa no el tiempo, sino el acierto con que se ha representado”.

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