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El papa visita los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau: "Señor, perdón por tanta crueldad"

  • El pontífice ha recorrido en absoluto silencio los campos exterminio

  • Sólo ha escrito dos líneas en el libro Honor pidiendo perdón por el Holocausto

  • Ha orado en la celda donde murió un cura polaco y ha saludado a diez supervivientes

RTVE.es / AGENCIAS
Tiempo de lectura 4 min.

El papa Francisco ha visitado los campos de exterminio nazi de Auschwitz y Birkenau, donde murieron un millón cien mil personas y donde se ha recogido en oración y saludó a diez supervivientes. Lo ha hecho sin hacer declaraciones, y solo ha dejado escritas dos líneas, en español, pidiendo perdón por el Holocausto: "Señor, ten piedad de tu pueblo. Señor, perdón por tanta crueldad".

Francisco ha realizado esta visita de aproximadamente hora y media de duración en absoluto silencio, excepto cuando ha saludado a los supervivientes, a las autoridades y a un grupo de 25 familiares de los llamados "Justos de las Naciones", un título que se les concedió por su ayuda a los judíos.

El pontífice argentino ha atravesado completamente solo la entrada bajo la inscripción en hierro forjado "Arbeit macht frei" (El trabajo os hace libres) y ha comenzado así su recorrido silencioso entre los barracones.

La celda de Kolbe

Después, en un coche eléctrico, el papa ha continuado su camino y se ha detenido frente al patio donde se llamaba a los condenados a muerte y donde el sacerdote polaco Maximiliano Kolbe ofreció su vida a cambio de la de un padre de familia que iba a ser asesinado.

El papa Francisco visita los campos de concentración de Auschwitz y Birkenau

Después se ha trasladado al edificio de ladrillo del bloque 11 de Auschwitz que alberga la celda subterránea en la que Kolbe -beatificado por Pablo VI en 1971 y canonizado por Juan Pablo II en 1982- murió. Allí el papa ha permanecido varios minutos orando en silencio, en medio de una leve penumbra, sentado en una silla, cabizbajo y con la puerta enrejada abierta a sus espaldas.

Frente al pontífice, únicamente había tres cirios apagados y una pequeña ventana con barrotes, único modo de ver la luz del día para las víctimas.

Encuentro con diez supervivientes

Acto seguido Francisco se ha alzado y, tras recorrer una corta distancia a pie, ha besado y tocado con la mano uno de los postes destinados a los fusilamientos, y después ha saludado brevemente a algunos supervivientes, entre ellos una mujer de 101 años que estos días acoge en su casa a un joven llegado a Polonia para la Jornada Mundial de la Juventud (JMJ).

Tras esto, ha encendido una lámpara de aceite frente al conocido como "muro de la muerte" en el que eran ejecutadas muchas de las personas que llegaban al campo durante aquellos años de la Segunda Guerra Mundial (1939-1945).

"Arbeit macht frei" ("El trabajo os hace libres") puede leerse en la entrada al campo al que los nazis llevaron a miles de presos, la mayoría judíos. /REUTERS/Kacper Pempel
"Arbeit Macht Frei" ("El trabajo os hace libres"), reza el cartel de entrada al campo de exterminio judío creado por los nazis /REUTERS/Stefano Rellandini
En estos campos de concentración y exterminio ideado por los nazi murieron más de un millón de personas, muchas de ellas en las cámaras de gas. /REUTERS/Kacper Pempel
Los nazis alemanes alojaron de forma infrahumana a miles de presos en campos de concentración durante la II Guerra Mundial. Solo en el de Auschwitz-Birkenau asesinaron a más de un millón de personas. /AFP/ FILIPPO MONTEFORTE
El papa Francisco reza ante el "muro de la muerte" de Auschwitz /REUTERS / David W Cerny
El papa Francisco se reúne con diez supervivientes de Auschwitz /EFE / Radek Pietruszka
El papa Francisco camina junto al sacerdote Mauricio Rueda Beltz durante su visita al campo de concentración nazi de Auschwitz /AFP / Filippo Monteforte

Una visita de recogimiento y sin declaraciones

Después se ha trasladado hasta el campo de Birkenau, el "Auschwitz 2", construido a unos tres kilómetros de distancia para que Adolf Hitler llevase a cabo la llamada "solución final" con la que pretendía exterminar a todos los judíos.

Ha llegado en el coche eléctrico que viajaba paralelo a las vías del tren con el que los deportados llegaban a este campo.

En la explanada de Birkenau, un millar de personas ha podido asistir al momento en el que Francisco ha pasado delante de las lápidas con inscripciones en los 23 idiomas de los prisioneros mientras un rabino entonaba el salmo 130, el De Profundis.

El papa ha decidido visitar en absoluto silencio el campo de concentración, al que acudieron anteriormente el papa y santo polaco Juan Pablo II (1979) y el pontífice alemán Benedicto XVI (2006). Las únicas palabras del pontífice en este lugar del horror serán las que ha dejado escritas en el libro de honor.