"Cambio, diálogo y acuerdo". Ese ha sido el mantra del candidato a la investidura y líder del PSOE, Pedro Sánchez, en su discurso en el Pleno de investidura en el Congreso de los Diputados en el que buscará ser investido presidente del Gobierno pese a no contar a priori con los apoyos necesarios ni para obtener la mayoría simple que se requiere en la segunda votación prevista para la noche del próximo viernes [Discurso de investidura de Pedro Sánchez, en pdf].
Y su órdago ha sido el del "mestizaje ideológico", un desafío a la vieja política, en parte al PP pero sobre todo a los partidos de izquierda, encabezados por Podemos y sus confluencias, junto a IU y Compromís, para que se unan al acuerdo sellado por el PSOE con Ciudadanos y pongan fin al gobierno del PP. "Dieciocho millones de españoles esperan un Gobierno distinto", ha asegurado.
Pedro Sánchez se ha dirigido a los 350 diputados del Parlamento más pluripartidista de la historia de España pidiendo "diálogo y entendimiento" con la idea de salir del "atasco" y construir "una España mejor" y ha exigido, centrándose -aunque sin nombrarlos- en Podemos, arriesgarse a un diálogo del que ninguno saldrá igual que cuando entró.
"Un diálogo, cuando es de verdad, exige asumir el riesgo de ser convencido", ha señalado, y se ha exigido también a sí mismo "valentía" y una pirueta equilibrista: "ser realistamente idealistas, pragmáticamente utópicos", ha sostenido en una de sus afirmaciones más retóricas.
Tras casi una hora y cuarenta minutos de discurso, Pedro Sánchez ha terminado pidiendo salir del bloqueo institucional y avanzar en la serie de medidas que ha enunciado y que, según otro mantra de su discurso, "se podrían hacer a partir de la próxima semana" si hubiera voluntad de acuerdo. Al fin y al cabo, ha demandado a los partidos que respondan "sencillamente sí o no" en las dos votaciones de aquí al viernes al conjunto de su hoja de ruta. "En ese momento sabremos dónde está realmente cada uno", ha sentenciado.
El candidato socialista a la investidura, que se ha presentado ante la Cámara Baja como segundo partido más votado y con 90 escaños, ha llamado a una "nueva forma de hacer política", y dando el "puzle" del Parlamento como resoluble a pesar de la actual correlación de fuerzas. "Mi fracaso hubiera sido rechazar el ofrecimiento del Jefe del Estado", ha justificado sobre el paso que ha dado y el riesgo político que asume.
Consciente de sus limitaciones, ha apostado por lo que podía hacer, pedir un acuerdo transversal entre partidos de diferentes ideologías, en un llamamiento para el entendimiento entre Ciudadanos y las fuerzas de izquierda, sin líneas rojas, y sin abandonar las propias convicciones y, de forma consecuente, descargar sobre estos partidos la responsabilidad de hacer posible el cambio de gobierno y evitar nuevas elecciones.
Mensajes a la izquierda y a Podemos
En un discurso en el que no ha querido bajar al barro -pese a llevarse alguna descalificación de "faltón" cuando tocó el tema de la corrupción-, Sánchez ha sido más duro con el PP y con Rajoy, ha tenido gestos de concesión con Ciudadanos y ha dedicado más tiempo a mirar hacia la izquierda en general y a Podemos en particular, de cuyas filas, adosadas a las de los socialistas, recibió algunos pitidos al llegar al hemiciclo, pasadas las 16:30 horas.
En referencia al pacto de izquierdas, ha sido rotundo y este ha sido el núcleo de su argumentación: "Vamos a hablar claro. A muchos votantes socialistas, nada les gustaría más que un Gobierno que aglutinara a las principales fuerzas de izquierda. Y, dicho con todo respeto, creo que a una buena parte de los votantes de Podemos, sus confluencias, IU y Compromís les ocurre lo mismo. Podemos discutir sobre sillas, cargos, vicepresidencias y reparto de poderes para cada uno. Pero es absurdo llegar allí", ha dicho.
"Que todos los votantes de izquierdas de este país lo sepan. No hay mayoría suficiente en este Parlamento para sumar un Gobierno de izquierdas. No suma", pero, ha añadido, "quienes realmente han conseguido una amplísima mayoría parlamentaria son las fuerzas del cambio. Diferentes partidos con un amplísimo margen de posible entendimiento. (...) Así que, ¿por qué no hacemos un Gobierno que haga efectivo lo que nos une a la mayoría de los 350 diputados aquí presentes?". "¿Dónde está el problema?", ha cuestionado.
Sánchez ha insistido en "construir un nuevo Gobierno" que saque al actual presidente, Mariano Rajoy, de la Moncloa, "sin soberbia e imposición", "con humildad y entendimiento". "Sin asaltos", ha subrayado, en clara referencia a uno de los lemas de Podemos, que hablaba de "asaltar los cielos" como metáfora de la consecución del poder político. Pablo Iglesias acogía estos mensajes con una sonrisa, mientras que el semblante de Rajoy y del líder de Ciudadanos, Albert Rivera, era más serio.
Elogios al acuerdo con Ciudadanos
El líder del PSOE ha ofrecido el acuerdo con Ciudadanos como punto de partida para romper el "atasco" y solucionar los que ha considerado los principales problemas de España: el empleo, la desigualdad, la regeneración democrática y la corrupción, el papel internacional de España y el desafío independentista en Cataluña.
Sánchez ha reconocido que ese acuerdo no es suficiente en escaños, pero ha recalcado que "para ir a cualquier parte hay que levantarse y dar un primer paso". Además, ha halagado la "valentía y coraje" del líder de Ciudadanos por llegar a un pacto en "territorio compartido" pese a las discrepancias en sus programas, alguna de las cuales se ha vuelto a poner de manifiesto, como cuando el secretario general socialista ha declarado su intención derogar la reforma laboral.
"Hasta la peor de las medidas de ese pacto es mejor que mantener a Rajoy en el Gobierno", ha llegado a decir, lo que provocó el aplauso de su bancada y la sonrisa del líder del PP. Por su parte, los elogios al pacto con Ciudadanos hicieron que los diputados de Podemos aplaudieran también con un gesto irónico o reaccionaran directamente con risas.
En su intervención, que tendrá una respuesta diferida del resto de los grupos el miércoles, Sánchez ha incidido en que el mandato popular no es la gran coalición encabezada por el PP, sino el "cambio" y en que el vehículo para llegar a él es el "diálogo". Un vehículo que, ha dicho, "se paraliza con las imposiciones, el chantaje y el abandono de la mesa de negociación".
Para Sánchez, el entendimiento entre fuerzas de ideas diferentes "no significa renunciar a nada" ni "traicionar a nadie", sino saber vivir una sociedad democrática y entender el "valor de las diferencias", otro mensaje con destinatario en Pablo Iglesias, cuyo partido ha rechazado cualquier acuerdo con el PSOE mientras mantenga su pacto con Ciudadanos.
"Un tiempo nuevo en el fondo y en las formas"
"Los españoles han apoyado un tiempo nuevo en el fondo y en las formas. En el fondo, en busca de un Gobierno no partidista, no con una visión unitaria y parcial de la realidad. Y en las formas, un Gobierno basado en el diálogo y el entendimiento, no en la imposición", ha dicho, afeando al Ejecutivo en funciones de Rajoy haber usado su "mayoría absoluta hasta convertir sus decisiones en absolutismo".
Pese que ha criticado al gobierno saliente del PP, que, en palabras de Sánchez, "ha mostrado que no hay nada más débil que el ejercicio del poder basado en la soberbia y la imposición", también le ha tendido la mano para buscar un acuerdo en materias como la unidad territorial, la integridad constitucional y la lucha contra el terrorismo.
Independientemente del resultado de las votaciones de esta semana, Sánchez ha puesto en marcha el mecanismo que efectivamente desbloqueará la situación política en uno un otro sentido, pero ahora ha subrayado que es tiempo de diálogo y de acuerdo y no de campañas electorales. Y ha considerado que "si de esta semana se sale sin un acuerdo en el Congreso, es que algo mal se habrá hecho".
No más recortes, ley de Educación y reforma constitucional
Por lo demás, dedicó la segunda parte de su discurso a realizar anuncios, propuestas y compromisos que conforman su programa de gobierno, desgranando el contenido de su acuerdo con Ciudadanos -salvando, eso sí, la supresión de las diputaciones-, y que pueden resumir en la búsqueda de una España "mejor, fuerte y solidaria en el mundo", con "oportunidades", "laica", "libre de corrupción", y "federal con la fuerza de sus culturas, de sus lenguas y de su historia común".
Los compromisos de Sánchez han abarcado desde un pacto educativo que "ponga fin a la Lomce" hasta su conocida reforma constitucional para hacer frente, entre otras cuestiones, al desafío independentista de Cataluña desarrollando un Estado de estructura federal.
En su política económica, ha destacado negociar con Bruselas un nuevo calendario que gradúe el ritmo de reducción del déficit público, renunciando a que el ajuste se haga recortando más los gastos sociales, sino con medidas que prohíban "amnistías fiscales como la que aprobó el actual Gobierno", así como un Plan de Emergencia Social que incluya una reforma de la ley hipotecaria.