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La UE debate cómo reforzar su muralla y de qué lado deja al Reino Unido

  • Los líderes europeos se reúnen para tratar el control de las fronteras externas

  • Cameron solicita varias concesiones para evitar la salida del R. Unido de la UE

  • Las sanciones a Rusia por el tema ucraniano también están sobre la mesa

Antonio Delgado, corresponsal de RNE en Bruselas
4 min.

Los líderes europeos debaten este jueves cómo restablecer el control de las fronteras externas de la UE, en cuestión a raíz de la crisis de refugiados. El primer ministro británico, David Cameron, tratará de convencerles de que hagan concesiones para evitar la salida del Reino Unido de la Unión.

Los atentados de París y las críticas a Angela Merkel en Alemania por su política de puertas abiertas han cambiado el ambiente. Los 28, empezando por la canciller alemana, han endurecido su discurso sobre los refugiados y ahora coinciden en que la prioridad es frenar su entrada irregular en Europa.

Merkel ha vuelto a convocar una minicumbre antes del Consejo Europeo. A la cita, en la embajada austríaca, acudirán seis líderes bien sintonizados con la canciller –Austria, Suecia, Finlandia y Benelux- y otros dos directamente afectados por el problema: el griego, Alexis Tsipras, y el turco, Mehmet Davutoglu.

El propósito oficial es acelerar el plan de acción para que Turquía retenga al grueso de los refugiados sirios –más de dos millones- en su territorio. Y que incluye una iniciativa voluntaria para reinstalar en suelo europeo a unos 50.000 de ellos.

Pero la reunión es en sí misma un mensaje: si los gobiernos del este siguen negándose a participar en el reparto de refugiados, la zona de libre circulación Schengen puede acabar fracturándose. Los estados que no cooperen se quedarían fuera.

Ya en la cumbre oficial, los líderes debatirán por primera vez la propuesta de la comisión europea de crear un cuerpo comunitario de policías de frontera, con capacidad para desplegarse en cualquier punto de la frontera externa, incluso con la oposición del Estado afectado. Alemania y Francia apadrinan la idea. Pero los gobiernos nacionalistas de Polonia y Hungría protestan. Se niegan a ceder soberanía en un asunto tan ligado a la seguridad nacional. Y otras delegaciones nada sospechosas de euroescepticismo admiten que la Comisión ha ido demasiado lejos. “La prioridad es recuperar el control de nuestras fronteras. ¿Cómo? Eso puede debatirse”, concede un alto funcionario europeo.

Reino Unido

Una vez más, David Cameron viene a Bruselas a hablar de lo suyo. El primer ministro ha planteado una lista de peticiones a la UE para reformarla y ganar argumentos con los que persuadir a sus votantes de que merece la pena votar a favor de la permanencia del Reino Unido en el referéndum de 2017.

Pero la respuesta de las capitales europeas a las propuestas de Cameron ha sido gélida. Sobre todo en lo que afecta a los inmigrantes europeos en el mercado laboral británico. Nadie, y menos que nadie, los gobiernos del Este, apoyan su pretensión de negarles el acceso a las ayudas sociales durante cuatro años.

“Es un asunto muy serio para el público británico. Pero Cameron está abierto a discutir otras formas de abordar el problema”, dice una fuente cercana a Downing Street. “Cameron debe llorar un poco en la cumbre, advertir de que lleva camino de perder el referéndum, e intentar que el resto se compadezca. Pero no hay mucho margen para satisfacerle”, comenta ácidamente un veterano diplomático en Bruselas.

El gobierno británico ya ha asumido que no tendrá satisfacción inmediata a sus peticiones. Aspira a arañar concesiones y lograr un acuerdo de aquí a febrero, mientras ve con angustia como los partidarios de salida del Reino Unido lideran los sondeos.

Rusia

Los 28 hablarán también de Rusia. Hay consenso en renovar las sanciones economías europeas que castigan a Moscú por su actuación en la guerra de Ucrania. Pero Italia –uno de los Estados de la Unión más dependientes del gas ruso y más condescendientes con Putin- ha pedido celebrar un debate al respecto en la cumbre.

La delegación italiana asegura que no piensa poner en cuestión la continuidad de las sanciones, solo evitar que la renovación sea automática, sin un debate político previo. Otras fuentes diplomáticas barruntan una jugada italiana para abrir una brecha en la unidad europea y poner en cuestión las sanciones en los próximos meses.

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