Hay dos tipos de cine político: el que manda un mensaje para provocar una reflexión concreta y el que sitúa el espectador en una encrucijada de preguntas. Al segundo grupo pertenece Paulina, la película del argentino Santiago Mitre que se estrena en España el 27 de noviembre tras ganar el Gran Premio de La Semana de la Crítica de Cannes, y darse un atracón en el Festival de San Sebastián: Premio Horizontes Latinos, Premio de la Juventud y Premio TVE-Otra mirada.
Paulina (interpretada por Dolores Fonzi) es el nombre de una joven y acomodada abogada que abandona su zona de confort para dedicarse a la enseñanza juvenil en una región económicamente castigada. Pero sufre una violación y, mientras su entorno le urge a regresar, Paulina quiere seguir los dictados de su idealismo.
“Es un personaje que tiene una idea sobre el mundo y sus problemáticas y toma la decisión de ir a la zona en la que están los problemas con los que tiene que lidiar la política: pobreza y violencia”, cuenta el director Santiago Mitre, autor de El estudiante (2011). “Esa decisión es la que configura la tragedia. Imaginábamos la película como una tragedia moderna o una tragedia progresista. Recibe un ataque y tiene que plantearse mantenerse o retroceder”.
Paulina no facilita salidas al espectador. Las posturas del padre, novio y amiga están sinceramente defendidas y enriquecen el conflicto. “Lo que el espectador y los personajes que están alrededor quieren es que retroceda. Ella decide seguir adelante y es lo que termina convirtiéndola en un personaje tan perturbador: que intente buscar la fortaleza en el lugar donde la atacaron o la debilitaron".
Paulina toma como punto de partida la historia y personajes de La patota, película argentina dirigida por Daniel Tinayre en 1960. “Me di cuenta de que había material contundente y que podía reescribirla desde una perspectiva política. Me pareció que podía ser una película sobre la convicción que complemente a El estudiante que justamente es lo opuesto”, dice Mitre.
Dolores Fonzi, protagonista en Truman, encarna en una brillante interpretación a la compleja Paulina. “Como actriz, siempre necesito respuestas, pero aquí me di cuenta de que la esencia del personaje tiene que ver con la incertidumbre”, explica la actriz. “Ella quiere cortar con el círculo de la violencia hacia ella y hacia cualquier persona”.
Es entonces cuando en la película se dibujan cuestiones más profundas. ¿Cómo organiza la justicia la sociedad? ¿Cómo gestionamos la venganza? “Jugamos con la idea de venganza y a la vez construimos un personaje que es lo contrario. Que pensar una idea de justicia propia. Es un antifilm de venganza. Como un género casi”, dice Mitre.
Si la venganza nos parece un comportamiento más natural, algo flota en el ambiente para que en los próximos meses coincidan en cartelera películas sobre los límites del perdón como Lejos del mar (Imanol Uribe) o Una historia de locos (Robert Guédiguian). “Igual hay que preguntarse por qué están apareciendo este tipo de narraciones", reflexiona director. "Como la portada que Charlie Hebdo publicó tras los atentados: todo está perdonado”.