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Aitana Sánchez-Gijón: "A los 35 años te relegan a un lugar secundario que no refleja la realidad de nuestra época"

  • Recibe, junto a Juan Diego, la Medalla de Oro de la Academia de Cine 2015

ESTEBAN RAMÓN
3 min.

Se conocieron hace 30 años en el rodaje de la serie de TVE Segunda Enseñanza donde establecieron un vínculo de maestro y discípula que ha terminado en amistad. Así que Juan Diego y Aitana Sánchez-Gijón no pueden sino celebrar compartir el honor de recibir la Medalla de Oro de la Academia de Cine de 2015.  Un doblete inédito que la institución ha querido otorgar con motivo de su 30 aniversario.

“Juan me quitó esa cosa de pedir perdón por intentarlo”, recuerda la actriz. “Me dijo: 'no hay que ser humilde, la humildad no sirve para nada. Aquí estás por derecho propio'. Le considero mi mentor, mi Pigmalión”.

El actor recuerda a la adolescente Aitana como “llena de verdad”. Diego siempre repite el mismo consejo a los que llegan: “Aquí no te necesita nadie, ni siquiera el público. En general, nosotros no tenemos poder de decisión. Así que lo único que puedes hacer es trabajar. Matarte a estudiar y trabajar. Es tu única verdad”.

Y a base de trabajo, los dos forman parte del imaginario cinematográfico del cine español, aunque les cueste escoger entre un pasado con títulos como Los santos inocentes, El viaje a ninguna parte, Bajarse al moro o La camarera del Titanic.

Paradójicamente, ambos han destacado que se sienten un poco desconectados del cine en la actualidad. “Recibo el premio con mucha alegría, aunque me descolocó al principio porque llevo muchos años sin hacer cine, pero precisamente por eso este abrazo es reconfortante”, explica la acriz, que presidió la Academia de Cine entre 1999 y 2000.

“Pero es verdad que me cuesta tener en el cine los personajes que me está permitiendo el teatro, que son más grandes de la vida”. La actriz protagonizó uno de los grandes éxitos de la última temporada teatral con Medea. “Hacemos un cine estupendo y variado, pero tal vez falten esas historias de personajes femeninos maduros, que en Francia por ejemplo tienen Juliette Binoche o Isabelle Huppert. Aquí, de los 18 a los 35 eres el objeto de deseo y luego, a los 35, te conviertes en la madre del objeto de deseo. Te relegan a un lugar secundario que no refleja la realidad de nuestra época”.

Juan Diego, que la semana pasada recibió la Espiga de Honor del Festival de Valladolid, ha insistido en que, siempre que puede, vuelve al teatro. “Saberte poseedor de la energía del público en único. ¿Qué es el cine sino un teatro representado por una técnica muy concreto de planos cortos y movimientos de cámara? En el cine solo me han aplaudido una vez cuando me ahorcaba”, ha dicho en referencia a Los santos inocentes

Sin nostalgias, los dos han recordado la edad de oro que vivieron en los años 80 y 90, “antes de que el mercantilismo se instalase en la sociedad”, según Diego, que ha reconocido que continúa haciendo cine porque hay personajes maravillosos, pero no presupuestos.

La actriz, ha rememorado a Bigas Lunas (con quien hizo La camarera del Titanic y Bolaverunt). “Para mí ha sido alguien fundamental en lo personal. Es alguien a quien echo de menos en el día a día”.

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