Las elecciones legislativas de Israel, previstas para el próximo 17 de marzo, podrían deparar cambios, como un giro del Gobierno a la izquierda, si Netanyahu no consigue renovar mandato, y sorpresas de peso: si los sondeos no se equivocan, las urnas darán un protagonismo sin precedentes a los árabes israelíes que, por primera vez, se presentan con una lista única.
En Israel hay 1.300.000 árabes, el 20% de la población. Son descendientes de los palestinos que se quedaron en esta tierra tras la creación de Israel, en 1948. La gran mayoría son musulmanes. Tienen ciudadanía israelí, aunque muchos se sienten palestinos. Son mayoría en poblaciones como Nazaret. Sin embargo, su representación parlamentaria no alcanza el 10%. En el Parlamento saliente contaban con 12 diputados de un total de 120, procedentes de diferentes partidos.
Ahora, con la Lista Árabe Unida, podrían conseguir un doble efecto: estimular el voto de esta minoría y, de cumplirse los pronósticos, convertirse en la piedra angular para desalojar a Netanyahu del poder. Tradicionalmente, los ciudadanos de origen árabe votan menos que el resto de la población: en 2012 registraron una participación del 56% frente al 67% del conjunto del país. Pero en esta ocasión los sondeos la sitúan como la tercera fuerza en el Parlamento.
"Soñábamos que los partidos árabes se unieran"
"Nosotros, como palestinos del 48, soñábamos con que los partidos se unieran, para tener más fuerza en el Parlamento e influir en la política israelí", señala un vendedor de Nazaret a TVE.
"Hay mucha discriminación aquí. Salta a la vista. Hay una gran diferencia entre esta Nazaret y la de arriba, donde hay judíos, mucho más nueva", se queja un camarero.
La mitad vive bajo el umbral de pobreza. El candidato árabe pretende acabar con esas diferencias. "Transporte público para las poblaciones árabes, erradicar la violencia, trabajo para hombres y mujeres. Mi propuesta es buena para árabes y judíos", explica Ayman Odeh a la corresponsal de TVE, Yolanda Álvarez.
Puja entre dos grandes bloques
Los representantes árabes en el Parlamento israelí, como Haneen Zoabi, son considerados por muchos de sus colegas como “enemigos en casa” y se convierten regularmente en blanco de todo tipo de ataques. Este mismo domingo, el ministro de Exteriores israelí, Avigdor Lieberman llamó a "cortar la cabeza" a los árabes israelíes que no apoyen al estado judío.
Lieberman ha radicalizado su discurso para tratar de atraer, quizás, el voto más derechista. De acuerdo a las últimas encuestas, hay un empate. La puja la protagonizan la plataforma laborista-centro que encabeza Isaac Herzog e incluye a la ex ministra Tzipi Livni, frente al conservador Likud de Benjamín Netanyahu, que aspira a revalidar su tercer mandato consecutivo.
Ambos bloques cuentan con el mismo número de escaños, 56 de los 120 que conforma el Parlamento israelí (Kneset), y que el partido centrista de reciente creación Kulanu podría alcanzar 8 diputados, por lo que se convertiría en pieza clave del tablero. Las posibilidades de que los dos contrincantes en liza se conviertan en primer ministro dependerán finalmente de los apoyos que cosechen en torno a dos bloques opuestos: uno de centro-izquierda y el otro de centro-derecha, respectivamente.
La Lista Árabe Unida hará todo para desbancar a Netanyahu
Y precisamente el diario The Jerusalem Post se hace eco este martes de un inesperado espaldarazo de última hora a Herzog por parte de la dirigente árabe Zoabi, que podría impulsar al líder laborista hasta la jefatura del Gobierno, pese a que en un principio la Lista Árabe Unida tenía previsto abstenerse.
"La Lista Árabe Unida hará todo lo posible para asegurar que Netanyahu fracasa", ha dicho una fuente de la plataforma árabe que cita el diario, antes de matizar: "En el momento oportuno adoptaremos la decisión correcta".
Ello, a pesar de que los partidos árabes han expresado su posición de que no integrarán un gobierno israelí mientras prosiga la ocupación del territorio palestino.