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'Mommy': Xavier Dolan ya es un 'enfant terrible' maduro

  • El cineasta canadiense de 25 años estrena su quinta película

  • Obtuvo el Premio del Jurado en el Festival de Cannes

  • Rodada con un ratio 1:1, explora una turbulenta relación entre madre e hijo

ESTEBAN RAMÓN
3 min.

FICHA TÉCNICA

Título original: Mommy

Año: 2014

Duración: 139 min.

País: Canadá

Director: Xavier Dolan

Guión:Xavier Dolan

Reparto: Anne Dorval, Antoine-Olivier Pilon, Suzanne Clément, Alexandre Goyette, Patrick Huard

Para ver las películas del canadiense Xavier Dolan conviene olvidar que tiene 25 años. Para evitar el asombro hacia el niño prodigio y, también, la condescendencia o fobia hacia el enfant terrible. Hay que ignorar su engreída pose de Justin Biber de la alta cultura, de Arthur Rimbaud chic. Omitir que su carrera parece una profecía de una nueva generación que utiliza el lenguaje audiovisual con facilidad pasmosa.

Mommy, su quinta (sí, quinta) película ganó el Premio del Jurado en Cannes ex aequo con Adiós al lenguaje de Jean-Luc- Godard. Entre ambos, 60 años de diferencia. “Una película nueva dirigida por un viejo, y una película vieja dirigida por un joven”, se burlaría Godard antes de reconocer, para aumentar el desprecio, que ni siquiera ha visto la película.

Junto a Yo maté a mi madre (que escribió, dirigió y protagonizó entre los 17 y 19 años), Dolan completa con Mommy un turbulento díptico sobre las relaciones madre e hijo. Y, en cierto modo, es su negativo: un esfuerzo empático de Dolan para mostrar desde el otro lado una relación destructiva con orígenes biográficos que el cineasta no quiere revelar y, de momento, disfraza en películas.

Mommy es la historia de Steve (Olivier Pilon), un adolescente con trastornos por déficit de atención e hiperactividad, y su madre Diane (Anne Dorval), una viuda enérgica, guerrera y deslenguada. Cuando entablan amistad con su vecina Kyla (Suzanne Clément), una profesora que se recupera de un colapso nervioso que le ha provocado tartamudez, parece que las carencias de los tres se completan, iniciando un período de estabilidad.

El envoltorio Dolan

“El amor no salva a nadie”. Es un diálogo clave de Mommy, una película sobre las aberraciones del amor en dos direcciones. Una exploración del afecto exagerado, destructor, posesivo, dependiente y dominante. Un cine de personajes que revela otra vez la maestría de Dolan para la naturalidad y la profundidad psicológica.

Dolan presenta la película en un formato 1:1 justificadamente orgánico: enclaustra a los personajes, desestima lo superfluo y centra obsesivamente la atención de espectadores.

La marca de estilo, por supuesto, sigue siendo rodearlo todo de una estética colorista, estilizando hasta lo publicitario la fotografía y vestuario. Incluso, en un ejercicio de autoconfianza, selecciona una banda sonora de temas mainstream (Oasis, Celine Dion, Dido, Counting Crows) que, cuestión de gustos, a veces chirría, a veces encaja.

Quien no comulgue con algunas de sus elecciones, solamente tiene que quitar capas y quedarse con la esencia: un talento nato.

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