La historia se repite. En 2012, el asesinato en una operación de ataque selectivo por parte de Israel del líder de Hamás, Ahmed Yaabari, desencadenó la, hasta ahora, mayor escalada de tensión desde la operación Plomo Fundido de 2009. Israel movilizó a 75.000 reservistas encaminados a una gran ofensiva sobre de la franja. Era la operación Pilar Defensivo, el último gran conflicto entre Israel y los milicianos de Hamas. Cuatro años después, un nuevo enfrentamiento supera las cifras de entonces. Sólo en los tres primeros días de la 'Operación Margen Protector', la tercera en cinco años, Israel ha lanzado tantas toneladas de explosivos como en toda la ofensiva de 2012.
Entonces, y por primera vez desde la Guerra del Golfo, las sirenas de Tel Aviv y Jerusalén sonaron en ambas ciudades y varios proyectiles impactaron en sus cercanías. Los analistas apuntaron que esos proyectiles eran Fajr 5, un modelo de fabricación iraní. Un salto cualitativo frente al armamento utilizado habitualmente, los cohetes Qassam o Katiusha, y con un recorrido de 75 kilómetros. Las palabras del líder de Hamas, Khaled Meshal, rescataron el tono beligerante que permanecía narcotizado desde el acuerdo de alto el fuego (violado por ambas partes) alcanzado tras la operación Plomo Fundido.
Dos años después de 'Muro Defensivo', los cohetes de Hamás han llegado a caer más lejos, en los alrededores de Haifa, y vuelve a hablarse de la posibilidad de que la organización hayan utilizado proyectiles más sofisticados y mejorados. El escenario ha cambiado respecto a aquellas operaciones y la correlación de fuerzas también. Hamás ya no cuenta con el apoyo del Gobierno egipcio de los Hermanos Musulmanes pero, la organización ha evolucionado.
MEDIA[2526874,V, "Hamás y Fatah acuerdan la formación de un gobierno de unidad palestino"]
El fracaso de las negociaciones de paz entre Israel y Al Fatah patrocinadas por EE.UU. favoreció una reconciliación histórica entre las principales fuerzas palestinas y se consiguió la formación de un Gobierno de Unidad que las incluyera a las dos organizaciones.
Gobierno islamista y bloqueo sobre la Franja
Con la llegada de Hamás al poder en la franja, Israel cerró los cinco pasos fronterizos que controlaba. El bloqueo impuesto prohíbe la mayoría de las exportaciones y limita la entrada de productos básicos, si bien la organización islamista ha conseguido sortear el férreo control con la creación de túneles por la porosa frontera con el sinaí egipcio.
Según el Agencia de Obras Públicas y Socorro de las Naciones Unidas (UNRWA), desde que comenzó el bloqueo se ha triplicado el número de refugiados que vive en la más absoluta pobreza, y la ONU asegura que más del 60 % de las familias padecen "inseguridad alimentaria".
La organización integrista ha impuesto algunas reglas estrictas. Tras tomar el control, Hamás ha otorgado a la fuerzas de seguridad prerrogativas propias de una policía religiosa. En junio, el ministro de Interior del Gobierno en la franja de Gaza, Fathi Hammad señaló que en su gobierno se mantendrá la aplicación de la 'sharia' -la ley islámica- y que "no habrá paz con el secularismo".
Israel se enfrenta a Hamás en un contexto delicado. Tel Aviv tiene un frente inestable en el norte (los altos del Golán), otro siempre peligroso (el Líbano y los territorios controlados por Hizbulá), una Siria absolutamente desestructurada por la guerra civil y un Irak al borde de las descomposición. A eso se añade el surgimiento, con fuerza, de grupos yihadistas extremos e impredecibles como el Estado Islámico. Hamás, por su parte, no está tan aislado como lo estuvo en 2009, aunque más que en 2012. Ha perdido el poderoso apoyo del Egipto de los Hermanos Musulmanes e Irán y Hizbulá más preocupados por amenaza directa de sus aliados en Siria e Irak.