El trabajo que realizan personas de manera forzosa genera ganancias anuales de 150.000 millones de dólares (unos 109.400 millones de euros), según un estudio publicado por la Organización Internacional del Trabajo (OIT) este martes en el que revela que más de la mitad de las víctimas son mujeres y en el que alerta de la correlación entre trabajo forzoso y pobreza.
Además, según la OIT, dos terceras partes de las ganancias procede de la explotación sexual y el resto, del trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades económicas. Del total de las ganancias, el 90% de esos beneficios se da en la economía privada, frente a la explotación ejercida por los Estados (trabajo carcelario no regulado, reclutamiento forzoso de niños en el Ejército, etc), que supone el otro 10%.
“Los beneficios generados por el trabajo forzoso son ilegales por definición“
El trabajo forzoso implica un elemento de coacción, es decir ejercer una actividad sin haber dado el consentimiento previo y sin poder ser libre para dejar de realizarla. Además, los beneficios generados por el trabajo forzoso son ilegales por definición, recuerda la OIT en el estudio Ganancias y pobreza. Aspectos económicos del trabajo forzoso.
Estas cifras se basan en los datos de la OIT publicados en 2012 que estimaban el número de personas víctimas del trabajo forzoso, de la trata y de la esclavitud moderna en 21 millones en todo el mundo.
De hecho, según la OIT, alrededor del 55% de las víctimas son mujeres, dado que en la explotación sexual comercial y en el trabajo doméstico la gran mayoría de las víctimas son mujeres y niñas. Mientras, los hombres y los niños son sobre todo víctimas de la explotación económica en la agricultura, la construcción y la minería.
Además, identifica la falta de ingresos y la pobreza como los principales aspectos económicos que empujan a las personas hacia el trabajo forzoso, aunque también menciona como factores de riesgo y de vulnerabilidad la falta de educación, el analfabetismo, el género y las migraciones.
Las cifras del negocio de explotar a la gente
Este informe actualiza datos de otros estudios y triplica la cifra estimada anteriormente de ganancias mundiales por las diferentes formas de trabajo forzoso. De los 150.000 millones de dólares de ganancias anuales, dos terceras partes, es decir 99.000 millones de dólares (72.200 millones de euros) provienen de la explotación sexual comercial, mientras que 51.000 millones de dólares (37.200 millones de euros) proceden de la explotación forzosa con fines económicos, lo cual abarca el trabajo doméstico, la agricultura y otras actividades económicas.
En concreto, las ganancias producidas por el trabajo forzoso en la agricultura, incluyendo la silvicultura y la pesca, se estiman en 9.000 millones de dólares (unos 6.550 millones de euros) por año. Estas cifras fueron calculadas en función de la diferencia entre el valor añadido correspondiente al trabajo y los salarios pagados a las víctimas del trabajo forzoso en ese sector.
“Los empleados domésticos en situaciones de trabajo forzoso reciben un 40% del salario que les corresponde“
Las ganancias generadas por la construcción, la industria, la minería y el sector servicios se estiman en 34.000 millones de dólares al año, unos 24.800 millones de euros.
El informe considera, asimismo, que los hogares privados que emplean a trabajadores domésticos en condiciones de trabajo forzoso ahorran alrededor de 8.000 millones de dólares anuales (5.850 millones de euros) al no pagar los salarios o pagar menos de lo que deben a sus trabajadores, en su gran mayoría mujeres.
Estos ahorros se calcularon según la diferencia entre el salario que el trabajador doméstico debería recibir y el real que se paga a las víctimas del trabajo forzoso. El estudio señala que se puede estimar que los empleados domésticos en situaciones de trabajo forzoso reciben de media un 40% del salario que les corresponde.
Las cifras, por regiones
Asia y el Pacífico es la región donde se concentra con creces el mayor número de trabajadores forzosos, unos 12 millones (56%) del total general, mientras que los países de Europa Central, Sudoriental y Oriental (no UE) y la Comunidad de Estados Independientes (CEI) tienen la mayor tasa de prevalencia con 4,2 víctimas por cada 1.000 habitantes.
La región de Asia y el Pacífico es la que más ganancias anuales proporciona a través del trabajo forzado, con unos 37.800 millones de euros, seguida de las economías desarrolladas y la UE (34.200); Europa central y suroriental y países de la CEI (13.100); África (9.400), América Latina y el Caribe (8.700), y Oriente Medio (6.200).
"Este nuevo informe lleva nuestro conocimiento sobre la trata, el trabajo forzoso y la esclavitud moderna a un nivel superior. (...). Este informe añade un nuevo carácter de urgencia a nuestros esfuerzos para erradicar cuanto antes esta práctica altamente rentable pero fundamentalmente nefasta", asegura el director general de la OIT, Guy Ryder.
Cómo combatir el trabajo forzoso
La directora del programa especial de acción para combatir el trabajo forzoso de la OIT, Beate Andrees, ha instado a adoptar una serie de medidas dirigidas a reducir la vulnerabilidad al trabajo forzoso.
Entre otras medidas se recomiendan reforzar los pisos de protección social a fin de evitar que los hogares pobres contraigan préstamos abusivos en caso de una pérdida imprevista de los ingresos; invertir en la educación y en la formación profesional para incrementar las oportunidades de empleo de los trabajadores vulnerables; promover un enfoque de la migración basado en los derechos a fin de prevenir el trabajo clandestino y los abusos contra los trabajadores migrantes; y apoyar la organización de los trabajadores, incluso en los sectores e industrias vulnerables al trabajo forzoso.
“Si queremos producir un cambio significativo en las vidas de los 21 millones de hombres, mujeres y niños víctimas del trabajo forzoso, debemos adoptar medidas concretas e inmediatas”, ha declarado el Director General de la OIT.