Soplan nuevos aires en los salones de alta costura. Es normal, los diseñadores quieren conquistar a clientas más jóvenes y no dudan en hacer colecciones que rompen, por completo, el estilo que hasta hace poco imperaba en este selecto grupo.
Chanel ha inaugurado el día con un desfile increíble. Primero, porque todas las modelos, incluida la novia, que era Cara Delegvine, llevaban zapatillas de deporte. Segundo, porque la colección es absolutamente moderna porque mezcla con acierto conceptos distintos, como lo son el deporte y la alta costura, y lo hace bien.
Lagerfeld, más joven e inquieto que nunca, no se duerme en el éxito y orquesta un desfile marcado por los tonos suaves. Blancos y rosas interpretan una sinfonía delicada y femenina en la que intervienen, también, notas en negro o rojo, pocas, pero que se hacen notar.
Se aprecia cierto tono sesentero en los conjuntos de dos piezas de chaqueta corta que se realizan en lanas lisas con los colores antes citados.
Chanel mezcla osadía y humor
Vemos otros hechos con pétalos bordados que forman un manto floral exquisito y otros que se construyen con un ramo de camelias, en blanco, de una sensibilidad solo vista en la naturaleza.
Todos llevan cinturones de tejidos de nueva generación que restan seriedad al conjunto, tanto como las rodilleras y coderas que llevan las modelos. O los estampados digitales, de sencillas geometrías, que aporta un toque callejero.
No es el único. Vemos riñoneras, faldas de tul y superposiciones que recuerdan a las divas del hip-hop y looks con cierto tono falsamente desaliñado, enfatizado, eso sí, con un peinado un tanto punk.
Y es que Lagerfeld traslada esos códigos deportivos y urbanos a su colección para que aporten juventud y osadía, frescura y humor.
Giambattista Valli, la nueva costura
También ha gustado, a algunos mucho, la colección de Giambattista Valli. El italiano sigue la senda de Chanel e intenta llegar a la juventud con alto poder adquisitivo que salta de una discoteca a una fiesta de gala.
Valli dibuja vestidos que llevan el cuerpo de patrón sencillo - tanto que parecen camisetas- y las faldas muy trabajadas, tanto en el volumen como en las proporciones.
El lazo es el motivo central y por ello vemos faldas, cuerpos, escotes y detalles con su forma. A veces con un diseño perfecto y otras con una forma más irregular, casi improvisada.
Destacan los contrastes cromáticos: amarillo fuerte contra rosa palo y negro, o blanco sobre azul eléctrico o verde fuerte. El estampado se limita a manchas en formas de flor porque abundan los pétalos, ramilletes y hojas que se bordan o aplican sobre los tejidos.
Llaman la atención los abrigos-joya y chirrían algunos diseños que recuerdan a algunos que ya hemos visto en Dior, firmados por Raf Simons. ¿Querrá Valli quitarle el puesto?
Mabille, enlazando tendencias
Alexis Mabille es otro de los que resta lujo visual a la colección de costura y exhibe vestidos con cuerpos en punto, de una sencillez aplastante.
Pero luego cambia de registro y exprime los conceptos clásicos de glamour en diseños de elegancia clásica, con texturas muy ricas, cuerpos muy trabajados con pliegues y plisados y siluetas muy definidas gracias a un patrón que enfatiza cada curva.
El blanco, desde el tono tiza hasta el plata, tiñe de poesía la colección que, como en Valli, juega con los lazos: ya sea en su forma habitual o como las alas de una mariposa.