Al menos trece personas han muerto y una decena más han resultado heridas en Pakistán en un atentado suicida perpetrado este lunes cerca del cuartel general del Ejército, en la ciudad de Rawalpindi.
El ataque ha tenido lugar en un concurrido mercado a diez minutos a pie de la sede de los militares paquistaníes, que tienen su cuartel general en esta localidad. En la explosión han muerto seis militares y siete civiles, según el superintendente de la Policía local, citado por la publicación digital Dawn.
El mercado, conocido como Bazar R.A., se encuentra en una de las zonas consideradas más seguras de la ciudad, según el jefe de la policía de Rawalpindi, Akhtar Hayat Lalika.
En la localidad también hay varios hospitales militares, incluido el que alberga al exdictador del país Pervez Musharraf.
Los talibanes paquistaníes del grupo Tehrik-i-Taliban Pakistan (TTP) han reivindicado el ataque, según publica Dawn. El portavoz del TTP, Shahidullah Shahid, ha asegurado que se trata de una respuesta a las operaciones militares en las Áreas Tribales de Administración Federal (ATAF) y por la muerte del líder talibán Waliur Rehman.
Las ATAF, situadas en las frontera con Afganistán (noroeste) y de mayoría pastún (etnia también mayoritaria en Afganistán) son el territorio de los talibanes paquistaníes que combaten al gobierno de Islamabad.
Recrudecimiento de los ataques
El atentado de este lunes llega al día siguiente del ataque que el domingo costó la vida a 20 miembros de las Fuerzas Armadas tras la explosión de una bomba al paso de un convoy militar en la zona de Bannu, en el noroeste de Pakistán.
El ataque del domingo llevó al primer ministro Nawaz Sharif a cancelar su viaje al Foro Económico Mundial en el centro turístico suizo de Davos.
Pese a que el gobierno de Sharif lleva a cabo conversaciones de paz con los talibanes paquistaníes para acabar con la insurgencia, desde las elecciones de 2013 ha habido un recrudecimiento de la violencia.
Según un reciente informe del Instituto Paquistaní para Estudios sobre la Paz (PIPS), las muertes por terrorismo en el país aumentaron el año pasado un 19% con respecto al año anterior, al totalizar 2.451, rompiendo la tendencia a la baja iniciada en 2010