Debajo del sombrero es un grupo para la creación y difusión de arte dirigido a personas con discapacidad intelectual. Llevan años trabajando en la sobmre en diversos espacios como por ejemplo una nave del Matadero de la que salieron algunos tablones que ahora forman parte de algunas obras que podemos ver desde este miércoles en la muestra Mundo Extreme, en La Casa Encendida de Madrid, que también ha acogido sus talleres.
Mundo Extreme es la primera gran muestra profesional del colectivo. Para ello han contado con un comisario de primera fila, el artista guipuzcoano Alvaro Matxinbarrena y dos amplias salas de La Casa Encendida que se han vestido de negro -incluso los marcos de los dibujos- para mostrar el trabajo de 26 artistas. Nadie sabría por el título que esos artistas tienen alguna discapacidad.
Tampoco da en principio la sensación de que cada uno haya ido por libre, como realmente ha sido y nos cuentan Lola Barrera, directora del taller 'Debajo del sombrero' y Luis Saéz, director artístico del proyecto. "El único objetivo era extraer lenguajes plásticos de estos artistas y confiar en lo que cada uno trae al taller, como por ejemplo sus propias imágenes que no han pasado por ningún filtro ni indicación".
Artistas libres, obra en bruto
Ellos han "apoyado" a los artistas para materializar sus obras y junto a Matxinbarrena, mostrarlas después. Su función no ha sido directiva sino la de brindar, como artistas experimentados que son, "herramientas, recursos y orientación". En cuanto a las distintas discpacidades intelectuales (retraso mental o de desarrollo) , ambos las consideran "una circustancia, importante, pero al fin y al cabo, una circunstancia que queda olvidada en el taller"
En esta exposición colectiva, aunque un poco de todo -desde serenos paisajes campestres hasta retratos fotográficos acribillados a trazos y monstruos que parecen salidos de una película de terror- parece haber un hilo conductor que podría resumirse en "imágenes enigmáticas" nacidas al hilo de las vivencias o experiencias de cada artista.
Imágenes que "parecen llegar de mundos lejanos", como explica Lola Barrera. "El enigma de estas imágenes", recalca Barrera "no han sido desentrañadas por nadie antes de llegar aquí".
Por otro lado, se observa una intención evidente de mostrar el trabajo en bruto, o en proceso. Hay un busto por ejemplo del propio Luis Saéz -como modelo- en poliuretano que muesta partes aún sin perfilar. Se trata de mostrar arte no sofisticado, sino directo, espontáneo... "Verdades sencillas, no revestidads de argumentacion o pompa", recalca Saéz.
Las obsesiones "extremas" de los artistas
La única pieza audiovisual pertenece a Belén Sánchez Extreme Dance que dio lugar no sólo al título de la muestra. También han nacido de ellas una serie de figuras un tanto tétricas que son las que de entrada, más llaman la atención del visitante. Como explican Barrera y Saéz, Belén Sánchez recrea continuamente en sus obras una especie de sueño de persecución, agresión y posterior curación en un hospital.
Otros artistas también han volcado en los trabajos alguna obsesión. Como José Manuel Egea, que pinta sobre retratos fotográficos para conseguir la sensación de la transformación del hombre en hombre-lobo. De ello, también hay constancia en una magnífica escultura de hierro revestida de hilos granates y verdes.
En Hombre Lobo 2011 ha roto la imagen en dos, una constante en su obra y en su vida ya que también suele romper sus propias prendas. Esa hermosa intervención en tonos verdes ha servido de hecho como cartel de esta exposición tan diferentes como necesaria, interesante e ineludible.