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El chic neoyorquino de Ángel Schlesser cierra la segunda jornada

  • Teresa Helbig realiza de forma artesanal vestidos de puntillas de aire boho

  • Devota&Lomba se inspira en Castilla y Arzuaga en las alas de mariposas y murciélagos

  • Andrés Sardá y Miguel Palacio encuentran a sus musas en el espacio

RAFAEL MUÑOZ(@MUNOZ_RAFA)
6 min.

Moda real, con ganas de pisar la calle. Así es la propuesta de Teresa Helbig que, de nuevo, se inspira en los veranos de la costa este norteamericana para dibujar prendas de estilo joven, con un claro acento hippy.

La diseñadora se ha esmerado a la hora de construir vestidos con tiras de puntillas - anchas y estrechas- y para hacer uno de ellos, el largo que ha cerrado el desfile, se han empleado 80 horas de trabajo. Hay vestidos largos, muy largos, y cortos, muy cortos. Pero no es el único contraste.

Casi toda la paleta de color se basa en el blanco y el negro. Hay vestidos de aire boho y otros más estructurados. Prendas de una gran ligereza y otras de mayor prestancia que van entreteladas.Se utiliza el denim oscuro, material con el que también hace los zapatos y las botas.

La libertad como bandera

Si en la colección anterior se utilizaban piezas de metacrilato para aplicar a la ropa, ahora se utiliza malla metalica en dorado. La vemos en sastres, cayendo por la costura del pantalón, y también en conjuntos de chaqueta y short que llevan desflecados.

Hay guiños a los símbolos marineros pero desaparecen los estamapados. Tan solo los vestidos de puntillas rompen la piel lisa y mate de las prendas. Atrás quedan sus vestidos-joya cuajados de piedras, paillettes y cristal; ahora se recurre a una textura tranquila, sin estridencias, elegante.

Helbig propone chaquetas-vestido, caftanes con aplicacions artesanales en contraste de color y monos con la espalda al aire. Los brazaletes y las tiaras, para el día, invitan a jugar a ser princesas por un día, a soñar.

La aparente austeridad de Lomba

La casa Modesto&Lomba no pasa por su mejor momento pero tiene claro que quiere seguir adelante, mantenerse en pie. Este es su desfile número 53 y "espero que haya muchos más" dice ilusionad, y esperanzado, el diseñador.

Esta colección habla de lo efímero de la belleza, de la naturaleza. Lomba dice estar inspirado por los campos de Castilla, por la austera meseta. El diseñador se fija en ese paisaje monocromático a simple vista pero que esconde una rica paleta de matices.

Casi todas las prendas van en blancos pero con texturas muy trabajadas. A veces dejan ver un trozo de tela con flores o tintado en verde que hace referencia a ese pasisaje castellano que, cuando te acercas, te deja ver un ramillete de color o una pequeña pradera.

Bolsos de papel

El corte es recio, como lo es el espíritu castellano, y los diseños llevan un patrón complejo y pinzas que, caprichosamente, cambia de sitio, desplazando la línea del vestido. Algodones, sedas, viscosa, gasas y tul forman la bandera de tejidos que se presentan con un look un tanto eclesiástico.

Una de las novedades es que los vestidos van muy cortos, casi minifalderos, y otra son los divertidos bolsos hechos con papel pintado de los años 40, encontrados en un anticuario.

Andrés Sardá, un baño de estrellas

Barbarella, icono de los años 60, es la musa de Andrés Sardá. El mítico personaje interpretado por Jane Fonda despliega su fondo de armario sobre la pasarela galáctica vestir y desvestir a las modelos. La ropa de baño recupera la estética, los patrones y los colores de los años 60, una década muy moderna, marcada por la carrera espacial y el futurismo.

Por eso la colección círculos que recuerdan a los astros, colores chillones de los trajes de los superhéroes, texturas metalizadas como las pinturas de las naves espaciales y tejidos brillantes que parecen polvo de estrellas. Los 60 fueron años de experimentación con nuevos materiales como el plástico y Sardá lo utiliza en aplicaciones divertidas en prendas de tejidos más tradicionales.

La prenda de baño que arrasa, y arrasará, es el biquini bandeau que deja menos marcas y es más elegante. Bañadores y microbiquinis siguen presentes en las pasarela y Sardá los tiñe de colores alegres, los estampa con flores o los decora con cuadros vichy.

Se lleva el biquini bandeau

Los complementos cumplen su función, completar el look con diversión y  también con elegancia. Tops camisas, camisolas se mueven con ligereza,  llevan atractivos estampados y permiten que las prendas  salgan a la calle.

Las prendas íntimas varían de tamaño al gusto de la consumidora, o el consumidor. Vemos piezas en tamaño mini,  reducidas a la mínima decencia y otras, de estilo retro, que ayudan a disimular a la vez que aportan un plus de sensualidad y coquetería.

El encaje se aplica con delicadeza, a veces con pinceladas de lima o cereza. El patrón va muy trabajado y muy estructurado y la prenda más pequeña lleva una gran labor de realización detrás.

Destacan los zapatos con altísimas plataformas, especialmente los que van estampados con tiras de comic.Como ya es habitual, la casa sorprende por el excelente trabajo de confección y por la exquisita puesta en escena.

Arzuaga levanta el vuelo

Amaya Arzuaga vive dividida en dos. Hoy en Madrid ha presentado su línea AA y el día 3 muestra su línea principal en la semana de la moda de París. Dice la diseñadora que las pasarelas están ya un tanto obsoletas y en la capital francesa combinará el desfile tradicional con un video mapping.

En esta colección hay también referencias artísticas que “se plasman en forma de geometrías y en la pureza de los cortes”, asegura. La diseñadora articula la colección desarrollando una misma idea a lo largo del desfile, variando los detalles y las estructuras pero manteniendo el estilo del patrón.

Alas de mariposa

Todos los vestidos son ligeros, con asimetrías y cortes contundentes. Para lograr esa sensación de ligereza visual ha trabajado las prendas con la técnica del vaciado. La colección entera tiene mucho movimiento y es que se ha inspirado en las mariposas y los murciélagos para añadir capas, desprender piezas y transformar mangas. Así crea formas que recuerdan a las alas de estos voladores.

Arzuaga acentúa la volatilidad en la espalda,  deconstruye los chalecos y pone el foco de atención en los laterales de los vestidos que impresionan cuando ves a las modelos de perfil. La bandera de tejidos lleva crêpes, punto, gazar, organza y mikados, a veces mezclados.

Noches de coral

De nuevo el negro rige la propuesta y entre la rica gama de texturas oscuras destacan brochazos de buganvilla, naranja, gris y coral, este último en los diseños de noche. La colección es quizá más sobria que las anteriores, menos intensa en cuanto al volumen y más serena.

No hay complementos, tan solo zapatos en tres texturas (ante, vinilo y charol) con una cremallera en el talón.

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