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Japón eleva a "incidente serio" la gravedad del último vertido de agua de la central de Fukushima

  • El paso de 1 a 3 en la escala INES cambia la consideración del incidente

  • El OIEA ha pedido a Japón que establezca un plan de información más claro

  • Fukushima vierte 300 toneladas de agua contaminada al día en el Pacífico

RTVE.es / EFE
5 min.

Japón ha elevado al nivel 3 la gravedad de una reciente fuga de agua radiactiva en la planta de Fukushima, pasando a considerarlo un "incidente serio", mientras que el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA) le solicita que establezca un protocolo de información más claro de lo que sucede en la central.

Tras descubrirse hace una semana la filtración de unas 300 toneladas de agua contaminada la Autoridad de Regulación Nuclear de Japón (NRA) clasificó el incidente en el nivel 1 de la Escala Internacional Nuclear y de Sucesos Radiológicos (INES), aunque después se propuso elevar su gravedad al 3 debido a la alta radiactividad del líquido.

Finalmente, las autoridades niponas han decidido este miércoles situar la gravedad del accidente en ese nivel, después de consultar su decisión con el OIEA.

Esta es la la primera vez que el regulador opta por emitir una calificación de la escala INES desde que en abril de 2011 se decretara el grado 7 (el máximo) para el accidente en la planta. De este modo, el incidente del vertido se convierte teóricamente en el más severo desde la fusión parcial de los reactores tras el tsunami.

De "anomalía" a "incidente serio"

La categoría 3 del INES, que incluye ocho niveles de gravedad (de 0 a 7), se define como un "incidente serio", mientras que la 1 se describe simplemente como una "anomalía".

A partir de los datos aportados por Tokyo Electric Power (TEPCO), la eléctrica que opera la planta, el regulador considera que la cantidad de sustancias radiactivas vertidas y absorbidas por el suelo equivale a varios miles de billones de becquereles.

La reciente fuga se produjo en uno de los casi mil tanques que la operadora de Fukushima se vio forzada a construir como medida de emergencia para almacenar el líquido que empezó a inyectar en los reactores después de que éstos perdieran sus sistemas de refrigeración al ser golpeados por el tsunami en marzo de 2011.

Apuesta por una información clara

Japón ha consultado al OIEA si era correcto usar la escala INES, ya que el suceso ocurrió en unas instalaciones nuevas construidas en una planta afectada por una crisis nuclear que, además de no estar solventada, ya fue calificada con el nivel máximo de gravedad.

El OIEA ha estimado en su respuesta que ya que "el evento tuvo lugar en una 'nueva' instalación diseñada con unos fines de seguridad radiológica específicos" Japón podía considerarlo "como independiente del accidente de Fukushima Daiichi" y utilizar el INES, según ha publicado este miércoles el regulador nipón.

Sin embargo, el organismo internacional ha advertido a la NRA de que anteriores fugas de agua similares "no fueron evaluadas en la escala INES" y hs instado a las autoridades niponas a aclarar por qué decidieron calificar este suceso y no los anteriores.

Por ello, el OIEA sugiere la elaboración de un plan de comunicación apropiado "para explicar la importancia en términos de seguridad de este tipo de incidentes", en vez de utilizar el INES "para clasificar cada suceso dentro de una serie de sucesos similares". Esto, explica el organismo, "evitaría enviar mensajes confusos a los medios de comunicación y al público" con respecto a estas fugas de agua durante el transcurso de las operaciones para garantizar la seguridad y el desmantelamiento de la planta.

Tepco al borde del abismo

Dentro de este desmantelamiento también podría estar la empresa gestora de la central, TEPCO, ya que parte de las autoridades niponas consideran que debe ser liquidada por no haber aprendido de sus errores en el pasado, según las declaraciones del gobernador de una de las provincias en las que la empresa gestiona otra planta.

Hirohiko Izumida, governador de la prefectura de Niigata, al norte de Tokio, lleva dos años peleando por que la empresa no vuelva a activar sus intalaciones de la central de Kashiwazaki Kariwa, la mayor planta nuclear del mundo, sin antes rendir cuentas por completo de la fusión del núcleo de Fukushima.

TEPCO fue nacionalizada el año pasado y recibió fondos públicos para pagar las compesaciones de las 160.000 personas que tuvieron que abandonar sus hogares después del terremoto y el tsunami que causaron la mayor catástrofe nuclear de la historia desde el accidente de Chernobil en 1968. 

Cerca de 300 toneladas de agua contaminada al día

La fuga descubierta la pasada semana en el contenedor se suma al problema de la acumulación de agua contaminada en los sótanos de los edificios de los reactores, que aumenta en cerca de 400 toneladas diarias y supone el principal desafío a la hora de solventar la crisis en la central.

Esa acumulación se produce porque el líquido utilizado para refrigerar los reactores se filtra en parte a los sótanos, al tiempo que las aguas naturales del subsuelo procedentes de las zonas colindantes penetran también en los edificios.

Debido a esto, se cree que la central vierte unas 300 toneladas diarias de agua radiactiva al océano Pacífico, lo que ha hecho que el Gobierno nipón decidiera este mes implicarse a nivel logístico y financiero de cara a solucionar la situación.

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