Los servicios especiales rusos han detenido en Moscú a un agente estadounidense de la CIA acusado de espionaje y han ordenado su expulsión. Varias horas después de anunciarse la noticia, sigue sin haber comentarios al respecto desde Washington.
"El agente de la CIA Ryan C. Fogle trabajaba aparentemente como tercer secretario del departamento político de la embajada y fue interrogado la noche del lunes al martes”, ha informado el FSB (el antiguo KGB), según las agencias de noticias rusas. Según los servicios especiales rusos, el detenido tenía “equipos técnicos especiales”, “una suma importante de dinero”, “medios para cambiar de aspecto” así como “instrucciones para un ciudadano ruso al que pretendía fichar”.
En un principio indicaron que había sido entregado a la embajada estadounidense y después, al tiempo que llegaba la confirmación oficial del Gobierno ruso, se anunció que este funcionario ha sido declarado persona non grata, lo que en la práctica implica su expulsión.
"Este tipo de acciones provocativas que evocan a la Guerra Fría no ayudan de ninguna manera al fortalecimiento de la confianza mutua", ha declarado el Ministerio de Exteriores ruso en un comunicado.
Aunque de vez en cuando estallan algunos casos de espionaje entre las dos potencias, no han revestido la gravedad de aquella época. El último escándalo, el mayor desde entonces, data de hace tres años cuando Washington entregó a diez rusos acusados de espionaje a Moscú y Rusia liberó a cuatro ciudadanos rusos que cumplían condena para trabajar para los servicios secretos norteamericanos.
Aunque las relaciones ruso-estadounidenses se han deterioridado en el último año con el regreso al Kremlin de Vladimir Putin --un exagente del KGB--, el diálogo es fluido: la semana pasada el secretario de Estado estadounidense, John Kerry, visitó Moscú y se reunió con Putin.