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'La importancia de llamarse Ernesto' , una comedia 'perfecta como una rosa' para Alfredo Sanzol

  • Sanzol esta obra de Wilde que ha sido una de sus guías como autor

  • Una producción del Teatro Gayarre (Pamplona) ahora en Madrid

  • Hasta el 12 de mayo en el Teatro Fernán Gómez

JON BANDRÉS
5 min.

Argumento

Jack Worthing acude a casa de su amigo Algernon con la intención de declararse a Gwendolyn. Algernon se niega a aceptar el compromiso de Jack con Gwendolyn hasta que este no le aclare la dedicatoria de la pitillera que dejó olvidada en su casa.

Dirección: ALFREDO SANZOL

Adaptación: Alfredo Sanzol y José Padilla

Intérpretes:

Reverendo Chasuble José María Asín

Cecilia Cardew Iratxe García Uriz

Jack Worthing Txori García Uriz

Señora Prism Marta Juániz

Algernon Moncrieff Patxi Larrea

Mayordomos Pablo del Mundillo

Lady Bracknell Aurora Moneo

Gwendolyn Fairfax Leire Ruiz

"Siempre ha sido una obra que he tenido presente", comenta en estos días, Alfredo Sanzol acerca de La importancia de llamarse Ernesto que está dirigiendo en una producción del Teatro Gayarre de Pamplona (con la compañía homónima que la estrenó en 2012) que puede verse en Madrid (Teatro Fernán Gómez) hasta el 12 de mayo.

Este licenciado en Derecho y Dirección de Escena ha estrenado textos como Carrusel Palace, Missing o más recientemente Delicadas o En la luna es un autor de personalidad definida y singular que pertenece como suele decir "a una generación que nació cuando murió Franco". Con ironía y ternura ha retratado el pasado español reciente en sus obras.

Ahora, como ya ha hecho en otras ocasiones con textos de autores destacados (Darío Fo, Valle Inclán) dirige un texto consagrado que a todos nos suena y que todos creemos haber leído. La importancia de llamarse Ernesto (cuyo título original jugaría con las palabras ernest/earnest y podría traducirse como 'La importancia de ser formal') es para Sanzol "una de las obras en las que se basa el humor del siglo XX".

Su historia con esta obra es casi una historia de amor. "Decía Wilde que es una frivolidad hablar en serio de cosas importantes...esta afirmación es algo que ha sido para mi una guía para crear mi humor". Para el autor y director no se debe perder la perspectiva de que "cuánto más serio es el asunto del que tienes que hablar, más divertido debes ser".

Y las notas que ha redactado Sanzol para el programa de la obra son una verdadera carta de amor. En ella dice, citando a Paco Nieva de La importancia...que es "un perfecto sueño de teatro". Y añade, ya con su propia pluma que es "una comedia despiadada y excéntrica, perfecta, bella y onírica como la vida de una rosa en las extrañas paredes de un jardín vertical"

Comedia intelectual

En el teatro todo lo que es mentira es verdad. En el teatro hay que fiarse de las apariencias, porque las apariencias en el teatro lo son todo (…)”. afirmaba Paco Nieva, a propósito de esta comedia que Oscar Wilde estrenó en el Teatro St. James en 1895 bajo el título Comedia trivial para gente seria.

"Y dentro de estas apariencias" -cuenta en el programa Sanzol- "se enmarca la historia del maletín que fundamenta el resto del argumento: En su día la Señora

Prism tuvo un ligero despiste, y confundió al bebé que tenía a su cargo con el manuscrito de una novela que se encontraba escribiendo. Así que olvidó al bebé dentro de una maleta negra en la consigna de la estación Victoria, mientras en el carrito se llevaba cubiertas con una mantita las páginas de su libro"

Esta es concluye el director "la atmósfera divertida y catastrófica de La importancia de llamarse Ernesto en la que "Oscar Wilde retuerce las normas y la moral hasta convertirlas en parodia de sí mismas"

Aunque la obra se base en las convenciones del melodrama victoriano, exitoso género de la época – el asunto de los niños abandonados o los secretos del pasado que salen a la luz, por ejemplo -, Wilde fue más allá, incorporando aspectos de la comedia intelectual, el gusto por los juegos del lenguaje, y sobre todo de la farsa como género, para entregarse a la sátira del moralismo y de la hipocresía sociales, sin contener reflexión filosófica, siempre con un tono lúdico, diferente en esto al del melodrama.

La comedia puede leerse o, mejor, contemplarse, como una farsa o una obra del absurdo. En todo caso, es una comedia permanentemente moderna y deliciosa, O como un cuento, o como un sueño, no en vano la doble pareja y el enredo presentan similitudes con el Sueño de una noche de verano de Shakespeare, y, en este caso, Wilde, desde la tradición, incorpora el teatro inglés a la modernidad absoluta.

El enredo es similar, el enamoramiento de ambas jóvenes de unos hombres que las engañan adoptando o suplantando un nombre.

El té de las cinco y los emparedados de pepinillo

El autor reunió en la comedia el tema del esteticismo y la holgazanería, a través de la figura del “dandy”, el aristócrata desocupado e ingenioso, celoso de su atuendo,

el tema del matrimonio, ya repudiado por él en algún ensayo, así como el de los pecados, que frente al tratamiento serio en Salomé, aquí se parodian en el vicio de

Algernon, en su glotonería con los emparedados de pepinillos.

También aparecen los tópicos de la “doble vida”, a través de los personajes inventados interesadamente por los protagonistas para eludir las obligaciones sociales...

Ernest en el caso de Jack, Bunbury en el caso de Algernon, o el tópico de los ritos sociales, como la regeneración por medio del bautismo, el té de las cinco, la petición de mano, la autorización de los padres, las visitas de compromiso, la etiqueta en la mesa, el luto, todos estos actos ridiculizados, en clave de parodia

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