Ficha técnica
Dirección: Jonás Trueba
Duración: 93 m
Intérpretes: Francesco Carril, Aura Garrido, Mikele Urroz, Vito Sanz, Isabelle Stofell
La Cineteca del Matadero de Madrid proyecta la película los días 13, 14, 16, 20, 21, 23 de abril a las 20.30 h. Y el 27 y 28 de abril a las 18.00 h.
En 1957 François Truffaut soñaba con la película del futuro como el diario íntimo de un joven cineasta. Una cinta autobiográfica, verdadera y nueva: un acto de amor. Con esa filosofía, Jonás Trueba ha enrolado a amigos actores y técnicos en un proyecto personal que se ha convertido en Los ilusos, su segunda película tras Todas las canciones hablan de mí (2010).
Dedicada a su padre, Fernando Trueba, Los ilusos es una crónica vital, ligera y experimental al mismo tiempo, sobre un grupo de jóvenes que viven “en la periferia del cine” según su director. Rodada de manera intermitente, sin guión ni finalidad argumental concreta, y construida finalmente en el montaje, Jonás Trueba ha decidido exhibirla a modo de obra de teatro: acompañará a la cinta personalmente a la única sala en la que se proyecte para compartir la experiencia. La Cineteca del Matadero de Madrid estrena el sábado 13 de abril una serie de nueve pases con las que Los ilusos (y Jonás) se confrontan por primera vez con el público. Y como una obra de gira, luego vendrán pases en San Sebastián, Barcelona, Girona y Zaragoza.
“La Cineteca tiene la exclusiva y me gusta apostar por una sala en Madrid: es algo que se hacía antes y funcionaba”, explica el director. “Que los circuitos de exhibición te acojan un película como esta iba a ser imposible. Sabía mientras rodaba que no aspiraba eso y renuncié: es una de las cosas que me producen más felicidad”.
Cine en primera persona
Inevitablemente, Los ilusos es un cierto retrato generacional sobre actores y cineastas que buscan su hueco mientras la vida sucede entre encuentros amorosos, amistades y borracheras. “Trabajamos en lo que queremos cuando podemos”, explica Trueba. “Si tienes mucha suerte puede que te veas recompensado por ello pero ya creo que todos hemos asumido esa realidad, que es difícil vivir de tu talento y de lo que haces. Para generaciones anteriores a la nuestra es más traumático porque han vivido una cierta comodidad y vivir de lo que uno hacía era más natural. Nosotros ya no tenemos eso, pero como hemos llegado hace poco tampoco hemos llegado a ver esa posibilidad”. Francesco Carril da vida a un trasunto del propio Trueba. Aura Garrido, Mikele Urroz, Vito Sanz, Isabelle Stofell, completan el reparto.
Aunque sea cine dentro del cine, Trueba no quiere que se tome Los ilusos como un juego metacinematográfico. Ni tampoco quiere que se relacione con el cine low-cost, autofinanciado, como respuesta a la industria. “Esta película no debería ser ejemplo de nada. El cine siempre ha estado en crisis. En España se está haciendo cine por necesidad, por ganas de hacer cosas”. Y ahí sí, es fácil relacionar a Los ilusos con Mapa, de León Siminiani por su primerísima persona, y con Javier Rebollo (que aparece en una breve y divertida secuencia) por sus afán de exploración del lenguaje cinematográfico.
“Siempre ha habido un cine absolutamente personal, propio de cineastas que hacen películas como si escribieran libros o un poema. No creo que hayamos inventado nada”, afirma Trueba respecto a la temática. En Los ilusos hay una reflexión irónica sobre el futuro del cine, de la narración en imágenes en movimiento, más allá del medio o soporte en el que exista. “La duración y exhibición de las películas va a acabar mutando y me parece muy interesante. A mí manera, y muy modestamente, tenía ganas de cortocircuitar ciertos convencionalismos de lo que debe ser una película”, desgrana el director. “Cuando rodábamos pensábamos que iba a quedar muy larga y al final tiene una duración estándar pero podría no haber sido así. Ahora hay películas muy interesantes que duran 15 minutos. La exhibición y la duración de las películas va a acabar mutando”.
Rodada en 16 mm, Los ilusos remite, por su libertad formal y sencillez argumental los nuevos cines y olas que aparecieron en todo el mundo a finales de los 50. “Viene de 1000 sitios” aclara Trueba, “bebe mucho del cine cotidiano, tiene algo de home movie, de la vida de las películas de Jonas Mekas, que es un director que adoro, o de Hong Sang Soo, que me encanta. Lo que pasa es que si citamos esas cosas parece que la película es retro, pero me gusta pensar que si remite a esos cines es porque están vivos hoy y muchos cineastas y espectadores siguen dialogando y disfrutando con las películas que en los años 60 fueron particularmente brutales y rupturistas”. Dialogar con el autor, en todo caso, nunca será tan fácil como en las proyecciones de Los ilusos.