El presidente de Birmania, Thein Sein, ha declarado el estado de excepción en zonas de la región central del país después de la muerte de al menos 20 personas a causa de la violencia interreligiosa.
Los disturbios se iniciaron el pasado miércoles en la localidad de Meiktila por una disputa comercial y en ellos han participado cientos de personas, según el diario Irrawaddy.
En los enfrentamientos entre musulmanes y budistas han ardido cinco mezquitas, una madrasa (escuela coránica), una oficina gubernamental y varios comercios, además de vehículos.
El año pasado murieron 163 personas y más de 100.000 huyeron a campamentos de refugiados por la violencia entre budistas y musulmanes de la etnia rohingya.
Los rohingya son una minoría de origen bengalí a la que ni las autoridades de Birmania ni las de Bangladesh reconocen como ciudadanos.