El presidente sirio, Bachar al Asad, ha asegurado que apoyará las actividades de la Cruz Roja en el país mientras su acción sobre el terreno sea "imparcial" e "independiente".
Asad ha recibido este martes al presidente de la Cruz Roja Internacional, Peter Maurer, quien ha saludado "la voluntad de cooperación del gobierno sirio" y "la confianza establecida" entre Damasco y la organización, según la agencia oficial Saná.
La visita de Maurer tiene como objetivo garantizar el acceso de los cooperantes a la población afectada por la guerra civil, en un momento en el que "la situación humanitaria se está deteriorando rápidamente", según indica un comunicado de la organización.
El portavoz del CICR, Hicham Hassan, ha asegurado que durante el encuentro se han discutido "asuntos relacionados con la protección de la población civil durante las hostilidades, como la importancia del acceso a la atención sanitaria y las necesidades básicas, y también a las visitas a personas detenidas en Siria".
El Comité Internacional de la Cruz Roja tiene 50 trabajadores en Siria, pero todos están confinados en Damasco desde finales de julio.
Huida masiva
Coincidiendo con esta visita, el Alto Comisionado de Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), ha revelado este martes que más de 100.000 personas abandonaron Siria para refugiarse en los países vecinos en agosto, el mayor éxodo mensual desde que el conflicto comenzó en marzo de 2011.
El éxodo continúa en septiembre, con más de 1.000 sirios al día que cruzan la frontera sur del país para buscar refugio en Jordania, mientras que en la frontera norte más de 8.000 personas están esperando a que las autoridades turcas les dejen entrar en su país.
Según las últimas estadísticas del ACNUR, en Jordania hay 77.165 sirios refugiados y 30.044 a la espera de hacerlo; en Líbano hay 59.111 registrados y 15.251 a la espera; en Irak hay 18.682 registrados y 1.841 a la espera; y en Turquía hay 80.410 registrados por el Gobierno.