España ha recuperado competitividad en el contexto mundial, pero ha sufrido un importante debilitamiento de su estabilidad macroeconómica (cae del puesto 66 al 84), según los datos del último informe anual sobre Competitividad Global del Foro Económico Mundial (FEM). El informe, presentado este miércoles en Ginebra, sitúa a España en el puesto número 36 en una lista de 142, cuya competitividad se evalúa teniendo en cuenta un alto número de variables económicas.
España está dos puestos por debajo de Kuwait (34) y uno de Puerto Rico (35). Justo por detrás de nuestro país se encuentran Bahrein (37) y la República Checa (38). La lista de países más competitivos la lidera Suiza, seguida de Singapur, Suecia, Finlandia, EE.UU., Alemania, Holanda, Dinamarca, Japón y el Reino Unido.
No obstante, el FEM ha destacado que nuestro país "ha recuperado parte del terreno perdido", ya que en el informe del año pasado figuraba en el puesto número 42, al que se desplomó tras la crisis iniciada en el periodo 2008-2009 tras haberse situado en los lugares 29 y 33.
Detrás de España se sitúan otros países periféricos de la zona euro, como Italia (43), Portugal (45) y Grecia (90). Muy por delante, Finlandia (4), Alemania (6), Holanda (7), Bélgica (15), Francia (18) y Austria (19).
El informe explica que el progreso de la competitividad española "se puede atribuir a las ligeras mejoras en diversas áreas, así como a un deterioro en la competitividad de otras economías que previamente estaban por delante de la economía de España".
“España tiene que afrontar una muy necesaria transformación económica“
"Pese a una floja recuperación económica y a un importante debilitamiento de su estabilidad macroeconómica (cayendo del puesto 66 al 84), el país ha conseguido mejorar sus resultados gracias a un mayor uso de la tecnología de la información (del 29 al 24) y a su fortaleza inversora en investigación y desarrollo, así como a una mejora de la capacidad innovadora", señala el FEM.
El Foro Económico Mundial considera que cimentar estos factores será "crucial" para una futura recuperación, sin olvidar que España ha de afrontar una "muy necesaria transformación económica".
El déficit, un gran problema para España
En líneas generales, según este informe, la competitividad española se ve obstaculizada por sus desequilibrios macroeconómicos, especialmente "un muy alto y creciente déficit público, un alto nivel de deuda pública y un periodo duradero de escaso ahorro". Esto ha causado "un alto grado de angustia en sus mercados financieros y está asfixiando el acceso a los recursos financieros, tanto en inversión de capital como en acceso al crédito, lo que pone en riesgo los futuros planes de inversión".
El FEM urge por tanto a España a reducir el déficit y a adoptar las reformas necesarias para impulsar el crecimiento, y considera "preocupante" la rigidez del mercado laboral español y la falta de equilibrio entre salarios y competitividad en la última década.
Esta organización hace hincapié también en las deficiencias del sistema educativo español, pese a que España figura en sus estadísticas en el tercer puesto en términos de escolarización en el nivel secundario y en el decimoctavo en el nivel universitario.
“La economía española, en el puesto 13 por tamaño“
Este sistema, dice el FEM, "no logra dotar a un amplio espectro de la población con las habilidades necesarias para participar en una economía dominada de manera creciente por el conocimiento". "Hacer frente a estas debilidades estructurales e impulsar los esfuerzos en el terreno de la innovación será crucial para el crecimiento sostenible" de una economía que el FEM sitúa en el puesto 13 en tamaño y en el 12 en calidad de infraestructuras.