España ha vivido varios adelantos significativos de las elecciones generales desde que se aprobó la Constitución de 1978. Hasta ahora, todas las elecciones celebradas se han convocado por disolución anticipada de las Cámaras, es decir, sin agotar la legislatura en su totalidad. Pero solo cuatro de los adelantos de las diez elecciones celebradas en nuestro país hasta la fecha, han sido motivados por cuestiones más allá de un mero “ajuste de fechas”.
En 1982, 1989, 1993 y 1996 los españoles tuvieron que acudir a las urnas antes de que se agotase la legislatura. Los motivos han sido diferentes en cada ocasión, pero se reparten entre decisiones relacionadas con la valoración positiva del gobierno, y las presiones políticas y econímicas.
El presidente que en más ocasiones adelantó las elecciones generales fue el socialista Felipe González con desigual éxito. Si en 1993 el adelanto supuso casi una mayoría absoluta, en 1996 supuso la llegada al poder del Partido Popular. El primero fue Leopoldo Calvo-Sotelo, tres años después de ser elegido en 1979.
La disolución “por sorpresa” del Parlamento en 1982
Los protagonistas políticos de la época, coincidieron en valorar como repentina la decisión del Gobierno de Leopoldo Calvo-Sotelo de no agotar la primera legislatura tras la Transición.
La dificultad para conseguir los pactos necesarios para desarrollar su plan de gobierno, obligaron a Calvo-Sotelo a renunciar a su idea de no adelantar las elecciones.
“Las circunstancias han cambiado con la creación de nuevos partidos, de manera que son hoy distintas a de aquellas en las que fueron elegidos los actuales diputados y senadores” decía el presidente del Gobierno en su mensaje a la nación el 27 de agosto de 1982. Un mapa político que obligaba al gobierno a negociar todas las decisiones con las minorías parlamentarias y que llevó, junto con las escisiones del partido en el poder, a un cambio político.
Reducir el consumo y el gasto público, los motivos en 1989
El 1 de septiembre de 1989 el presidente del Gobierno, Felipe González, anunciaba el adelanto de las elecciones generales, siete meses antes de agotar la legislatura.
El líder socialista lo hacía asegurando que esos recortes del consumo y el gasto público no significarían un ajuste económico duro, e impulsado por los resultados del PSOE en las elecciones al Parlamento Europeo de junio del mismo año.
Las encuestas del Centro de Investigaciones Sociológicas daban ventaja a González por delante del recién elegido líder del Partido Popular, José María Aznar. Datos que después ratificarían los resultados de las elecciones, en las que los socialistas se quedaron a un escaño de revalidar su mayoría absoluta, aunque pudo ejercerla de facto, ya que los diputados de Herri Batasuna no acudieron al hemiciclo en toda la legislatura.
Los adelantos de “estrategia política” de 1993 y 1996
Felipe González volvió a adelantar en 1993 las elecciones debido, según sus palabras, “al clima político de crispación”, “incluido el debate sobre las necesidades de política económica, que ha ido cobrando un aspecto bastante poco racional”, argumentaba el presidente.
La imposibilidad de alcanzar un pacto social, y la crisis interna socialista por el caso “Filesa” estaban entre las causas de este nuevo adelanto electoral.
La decisión de no agotar la legislatura la volvió a tomar Felipe González en 1996, presionado por los casos de corrupción que asediaban al PSOE. Los resultados provocaría un nuevo cambio de signo en el Gobierno.
La victoria por la mínima de José María Aznar supuso meses de negociaciones hasta que los populares consiguieron el respaldo de los diputados nacionalistas en el Congreso. Sin embargo, las dos legislaturas, la segunda de ellas con mayoría absoluta, que estuvo en el poder, Aznar no adelantó elecciones.