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El Teatro Real convierte el recinto Madrid Arena en un templo para 'San Francisco de Asís'

  • Una cúpula de 22 toneladas, con 1400 fluorescentes será el eje escénico

  • 120 voces y 111 músicos serán dirigidos por Sylvain Cambrelling

  • Se prevé la asistencia de más de 20.000 personas entre el 6 y el 13 de julio

  • Las representaciones durarán 6 horas, con más de 4 horas de música

JON BANDRÉS
4 min.

Gerard Mortier, director artístico del Teatro Real, está convencido de que a Olivier Messiaen, el recinto multiusos Madrid Arena, situado en la Casa de Campo de Madrid, le hubiera convencido como escenario de su única y ambiciosa ópera San Francisco de Asís.

Entre otros motivos, porque "está cerca de Madrid pero en el campo" , ha contado Mortier, y se escuchan las voces de los mejores amigos del compositor, los pájaros. Pájaros reales amaestrados que también -aunque no es seguro- podrían intervenir en la representación.

En la escena sexta, el santo dirige un sermón a los pájaros -llegados de distintas regiones de Italia y el mundo- a quienes bendice y éstos le responden con un gran concierto.

Miles de lámparas, millones de botellas de agua

Pero los pájaros son solo uno de los muchísimos temas que preocupan en estos días a los responsables del Teatro. El gran montaje que exige la obra de Messiaen incluida en esta temporada, implica miles de aspectos organizativos, intendencia incluida. Hay que calcular, por ejemplo, cuantas botellas de agua serán necesarias para atender al gran equipo de trabajo del teatro. Hay que organizar espacios para que los espectadores puedan cenar "algo rápido pero cuidado" durante los descansos, "al estilo de festivales de verano como Bayreuth o Glyndebourne", cuentan las responsables de prensa.

En cuanto al escenario, lo aparentemente más complejo parece resuelto. En un encuentro con la prensa, los directores general, artístico y técnico del Teatro Real -Miguel Muñiz, Gerard Mortier y Massimo Teoldi- han mostrado la inmensa cúpula que diseñaron los rusos Emilia e Ilya Kabakov para esta producción escénica que ese estrenó en una antigua fábrica en la Trienal del Ruhr, en 2003.

Esa estructura, de 13 metros de diámetro y 14 metros de altura, se ha convertido desde entonces en una "obra de arte", como la ha definido Mortier, que hoy en día, de hecho está en venta y que los artistas han cedido gratuitamente para el montaje en Madrid Arena.

La idea de la cúpula volcada es que el público se sienta "aspirado por un túnel de luz que conduce a la eternidad", ha explicado el director artístico. Sus 1400 lámparas fluorescentes irán mostrando, como ya han hecho este jueves, los colores que el compositor francés relacionaba con la espiritualidad, como el azul celeste o el violeta.

Y esa cúpula se convertirá en el centro del escenario. Tras él estarán los dos coros -Coro Titular del Teatro Real reforzado y Coro de la Generalitat Valenciana-, bajo él, los nueve solistas y la Orquesta Sinfónica de la Radio Baden-Baden-Friburgo y a sus pies, las butacas de los espectadores cuyo espacio se ampliará para la ocasión. Por una larga pasarela, situada a la izquierda de la cúpula, aparecerá el personaje del ángel.

El reto del sonido

El gran reto de esta producción será el acústico. No habrá amplificación, han insistido los responsables del Real, pero unos micrófonos situados junto a los intérpretes "harán que el sonido llegue de forma uniforme a todo el público sin que afecte al timbre", ha aclarado Miguel Muñiz, director general del Teatro Real

El director musical, el francés Sylvain Cambrelling, es, como ha recordado este viernes Mortier, "el director que mejor conoce la ópera de Messiaen que ha grabado y dirigido en 25 ocasiones". También ha destacado que la Orquesta de la Radio Baden-Baden-Friburgo es "la mejor orquesta para intepretar la música del siglo XX".

La ocasión merece el esfuerzo. Olivier Messiaen, profundamente creyente católico ("católico enfermizo", decía este viernes el crítico José Luis Téllez), no era hombre de escena y se resistió a componer la ópera que le encargó insistentemente la Ópera de París. Se cuenta que tuvo que interceder el presidente de la República, Georges Pompidou.

Olivier Messiaen dedicó ocho años (1976-1983) a su única ópera, consagrada a un personaje que le fascinaba (quizás porque conjugó los dos obsesiones del músico: la fe y la naturaleza).

Y esta es la primera vez que podrá verse en versión escénica ya que sólo se había representado una vez, y en version de concierto, en el Teatro Real. No es una ópera al uso sino un viaje por la evolución espiritual del protagonista, por sus flaquezas y su unión final con Cristo. Como dice Sylvain Cambrelling un viaje "de la oscuridad a la luz"

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