El presidente del PP, Mariano Rajoy, ha expresado este lunes su seguridad en que su partido ganará las elecciones del 22-M y "cualesquiera que se pongan por delante".
En una metáfora ciclista, uno de sus deportes favoritos, el líder de los populares ha proclamado en Palma: "La clave es quién lleva el maillot amarillo el último día, y vamos a llevarlo porque nuestros candidatos son buenos en el llano, en la montaña, en la contrarreloj individual, en la contrarreloj por equipos y hasta en la jornada de descanso".
Rajoy, quien ha prometido que si gana las generales impondrá un IVA superreducido para la hostelería, ha manifestado que frente a los engaños del jefe del Gobierno, José Luis Rodríguez Zapatero, él trabajará para que en España "se ponga de moda la verdad, la seriedad y la eficacia".
Ha expresado su total confianza en el candidato autonómico en Baleares, José Ramón Bauzá, y ha ensalzado la "firmeza", el "temple" y la "mano izquierda" en la lucha contra la corrupción que ha demostrado, a quien ha reconocido que "le ha tocado bailar con la más fea" tras la imputación del anterior presidente, Jaume Matas, y otros miembros de la formación.
Rajoy plantea su ideario si llega a La Moncloa
Rajoy ha dedicado la mayor parte de su discurso a hablar de economía, de cómo crear empleo en medio de la crisis y del sector del turismo, que he prometido impulsar para recuperar el crecimiento de las Islas Baleares durante los próximos años.
Tras abogar por una educación de calidad, Rajoy ha desgranado de nuevo su ideario en el supuesto de que gobierne, y ese programa se apoyará en la austeridad y en la implantación de un aparato de burocracia más ágil, sin tantas trabas.
Lo ha expresado con estas palabras: "Menos burocracia, menos retrasarlo todo, más atención y respeto al dinero del contribuyente, y si alguien pide una cosa en la administración, se le atiende ya y lo que proceda, eso es lo primero".
Como ha hecho en varias ocasiones durante la campaña, Rajoy ha incidido en la importancia de apoyar a las pymes, de forma que en los próximos años, aunque no a mucho más largo plazo, la economía española ha de ser capaz de acoger a un millón de empresarios nuevos.