El fuerte avance del grupo populista Verdaderos Finlandeses y el rescate europeo de Portugal decidirán las elecciones generales de este domingo en Finlandia, en las que el partido conservador Kokoomus parte como ligero favorito, según los últimos sondeos.
La ultraderecha finlandesa, como ya ha sucedido en los demás países nórdicos, intentará beneficiarse de unos comicios marcados por el descontento popular por la crisis económica.
Los Verdaderos Finlandeses han sabido hacerse un hueco entre los votantes insatisfechos con los partidos tradicionales y, mientras en la vecina Suecia la extrema derecha apenas superó el umbral del 4% que le permitió entrar en el Parlamento hace siete meses, las encuestras señalan que podrían cuadruplicar su apoyo respecto a las elecciones generales de 2007, logrando el mayor avance de un partido en la historia del país.
A pesar de que el líder de este grupo populista, el carismático eurodiputado Timo Soini, se ha esforzado durante toda la campaña en quitarse la etiqueta de ultraconservador, llegando incluso a afirmar que su partido es más bien de centroizquierda, su retórica nacionalista, euroescéptica y antinmigración le sitúa a la derecha del conservador Kokoomus, especialmente tras haber abierto las puertas de su partido a varios candidatos claramente xenófobos, alguno de los cuales incluso ha sido condenado por publicar opiniones racistas en su "blog".
Pese a ello, en los últimos meses Soini ha logrado atraer hacia sí las simpatías de muchos votantes habituales de los tres grandes partidos (centrista, conservador y socialdemócrata), que podrían perder entre dos y cinco puntos cada uno respecto a las anteriores elecciones, según las encuestas.
El partido gobernante, el que más pierde
El que más apoyo popular pierde es el Partido de Centro (Keskusta), desgastado tras ocho años al frente del Gobierno de coalición y ensombrecido por varios casos de financiación irregular que salpicaron directamente al ex primer ministro Matti Vanhanen y a varios altos cargos más.
Vanhanen, cuya popularidad había descendido drásticamente en los últimos meses, hizo un auténtico favor a su partido en junio pasado al presentar su dimisión alegando motivos personales. Mari Kiviniemi, su sustituta al frente del Gobierno, ha logrado frenar la caída de los centristas y recuperar parcialmente la confianza de sus votantes, aunque no lo suficiente como para ganar las elecciones del domingo, a juzgar por los sondeos.
Los efectos de la crisis económica en Finlandiaúnico país nórdico de la eurozona, y el rescate europeo de los estados miembros al borde de la quiebra, y en especial de Portugal, han sido sin duda los asuntos centrales del debate político durante la campaña electoral.
Centristas y conservadores, principales socios de la coalición gubernamental, defienden la necesidad de acudir en ayuda de Portugal para garantizar la estabilidad de la zona euro y evitar una nueva crisis financiera, aunque exigiendo a Lisboa unos estrictos ajustes presupuestarios y privatizaciones.
Oposición al rescate de Portugal
Otros partidos, como el Socialdemócrata y la Alianza de Izquierdas, son más reticentes y aceptarían participar en el rescate europeo sólo si los bancos e inversores asumen su parte de responsabilidad.
Los Verdaderos Finlandeses son quienes más se oponen a que Finlandia vuelva a sacar la billetera, como ya hizo para socorrer a Islandia, Grecia e Irlanda, alegando que sus ciudadanos no tienen por qué pagar con sus impuestos las deudas de los gobiernos que no han sabido gestionar su propia economía.
Esta postura, tachada por los conservadores de populista e irresponsable, ha incrementado el respaldo popular al partido de Soini, ya que más de la mitad de los finlandeses se opone al rescate portugués.
Con el lema "Retrocediendo no se puede avanzar", los conservadores de Kokoomus, liderados por el actual ministro de Economía, Jyrki Katainen, han intentado contrarrestar el avance populista, insistiendo durante la campaña en que el triunfo de los Verdaderos Finlandeses supondría un paso atrás para el país.